No hay nada que desmoralice más a una sociedad en crisis que el constante incremento de los índices de paro junto a noticias de indemnizaciones millonarias para altos directivos de entidades financieras en apuros.
En una economía tan depauperada como la nuestra es necesario que se llegue a una conjunción solidaria de todos los elementos productivos para crear empleo. Esto ya no se soluciona con protestas en las calles ni con huelgas, ni con indignados.
Los índices que nos ofrece la cruda realidad durante estos días solo pueden llevarnos a la reflexión de que es necesario un gran pacto, un gran acuerdo de todas las fuerzas políticas, sindicales y sociales para aunar esfuerzos.
Y en este punto creo que los sindicatos son los que tienen una mayor posibilidad de ofrecer un ambiente propicio para la creación de empleo.
Los empleados con trabajos estables o fijos como los de la sanidad, la enseñanza, la administración y las entidades públicas en general deben mantener esa necesaria actitud de solidaridad con el resto de los trabajadores. Y esto no se logra exigiendo lo que no hay, sino favoreciendo un clima laboral que no espante a los inversores.
Un clima que muestre un esfuerzo general por encontrar soluciones reales, rigurosas, y de largo alcance. Ahora es el momento de no esperar, de ponerse a trabajar buscando soluciones eficaces y solidarias donde todos cedan algo para que ese bien que es el trabajo pueda llegar a la mayor parte de los desempleados.