El Gobierno chino está alarmado ante los problemas de la deuda europea. «Yo también estoy preocupado» reconoció el primer ministro, Wen Jiabao, ante una prensa poco acostumbrada al dramatismo en las declaraciones de los líderes del gigante asiático. Angela Merkel le acababa de arrancar el compromiso de que China continuará comprando bonos europeos «a cambio de poder evaluar los riesgos» y de que los Estados con problemas abracen los recortes presupuestarios y pongan sus finanzas en orden. «La solución reside en si Grecia, España, Italia y otros países tienen la determinación de continuar con las reformas», dijo el primer ministro chino.
El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (fondo de rescate) asegura que China y otros inversores asiáticos han comprado el 40 % de sus bonos.
Con todo, Alemania está siendo la gran valedora de la solvencia europea ante China. Con esta visita, la sexta desde que Merkel alcanzó el poder, Alemania refuerza su imagen como principal socio comercial de la UE ante el gigante asiático. Una prueba de esta buena sintonía es la firma de un contrato con Airbus por el que China comprará 50 aviones A320 por valor de 2.790 millones de euros.
Pero la implicación de China en los problemas financieros europeos va mucho más allá de las peticiones de Merkel y del hecho de que Pekín sea el dueño ya de millones de euros en deuda europea. China se juega mucho en Europa porque es su principal mercado. La recesión del Viejo Continente ha maltratado a los exportadores chinos, llevándose por delante miles de empleos.
El desplome del comercio exterior, junto con la débil demanda interna, ha aumentado la amenaza de disturbios en el país, en un momento en el que el PPCh está a las puertas del relevo de poder que se produce cada 10 años.