En plena recesión, desde el 2008, en Galicia han abierto hasta ocho centros comerciales
22 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.En un territorio como Galicia, de apenas 2,7 millones de habitantes y con los sueldos un 15 % inferiores a la media española, se han abierto hasta ocho centros comerciales desde que se inició la crisis. Los últimos fueron Marineda City en A Coruña, As Cancelas en Santiago y Parque Ferrol. Se bautizaron a lo grande, por todo lo alto, como si nada ocurriera ahí fuera. Con el desempleo por las nubes y los salarios a la baja, los centros comerciales han proliferado y se han convertido, en ocasiones, en un lugar para pasear y refugiarse de las borrascas. En una forma de ocio. Pero no en un sitio donde solo se gasta dinero. La sobreoferta confirma que la crisis, vinculada por muchos al globo inmobiliario, tenía en realidad otras burbujas. La lista es larga: auditorios, museos, aeropuertos...
José María Seijas, presidente de la Federación Gallega de Comercio, cree que «se ha roto el equilibrio elemental de oferta y de demanda» y atribuye el cierre de Dolce Vita «a un ajuste inevitable». Los datos de la Asociación Española de Centros Comerciales son elocuentes: en 1980 había 20 espacios abiertos; en los noventa se inauguraron 197; en la siguiente década, 266; y entre los años 2011 y 2012, en lo peor de la crisis, 17. De ellos, de los cuatro más grandes, dos se inauguraron en Galicia: Marineda City y As Cancelas.
Persianas bajadas
En Ferrol, el pasado mes de noviembre, abrió sus puertas un nuevo centro en Santa Cecilia, mientras el Ayuntamiento se veía obligado a rescatar la concesión en O Inferniño, cuya actividad está bajo mínimos. En Santiago, a pocos metros de As Cancelas, está el que fue el primer espacio comercial cubierto de la ciudad: Área Central. Inditex y Cinesa se mudaron en el 2012 al nuevo complejo y la gerencia trata de sobrevivir echando mano de una agresiva política de alquiler: seis euros el metro cuadrado.
La proliferación no ha sido un fenómeno exclusivo de las ciudades: villas como Lalín tienen hasta dos centros, con cierres y subastas de locales. Y otro tanto ha ocurrido en Cee o en Carballo. En esta última localidad, el centro comercial Bergantiños tiene a día de hoy la mitad de los establecimientos con el cierre echado.
Ourense y Lugo son las dos urbes con un mayor equilibrio entre oferta y demanda. Las dos áreas comerciales de la ciudad de As Burgas tienen un nivel de ocupación de casi el 100 %.
Pero la sorpresa es que en Lugo se podría abrir este año otro centro comercial, el de Abella, en las cercanías del entronque de la N-VI con la carretera de Santiago.
Sin embargo, los mayores contrastes en la comunidad gallega se dan en el sur, con dos modelos contrapuestos. Pontevedra apostó en su estrategia de ciudad por el comercio de proximidad. Sin apenas grandes superficies, los consumidores pasean más por las calles que por los corredores de grandes superficies. Es lo que ocurre, por ejemplo, en la rúa Benito Corbal.
En Vigo, en cambio, hay nueve centros comerciales operativos, donde permanecen cerrados el 15 % de los 359 locales disponibles. Mientras las respectivas gerencias se afanan por diversificar la oferta para atraer potenciales clientes -actividades para niños, wifi, lavado ecológico de coches...-, la empresa Eurofund colocó la semana pasada la primera piedra del que, según las previsiones, dentro de año y medio será el décimo centro de la ciudad. Y el mayor espacio comercial cerrado y de ocio de toda Galicia.
Vigo competirá así de nuevo con A Coruña en número de superficies comerciales, aunque algunas empiecen a tambalearse.
Una información elaborada con la colaboración de Soledad Antón, Beatriz Couce, Cristina Viu, Rocío Ramos, Elena Larriba, Rubén Nóvoa y Miguel Cabana.