«Tápame, tápame, tápame, que me escaqueeeo...»

ECONOMÍA

Mientras mentía sobre la situación de quiebra de su empresa Gowex, Jenaro García se dedicó a vender, sin que nadie se enterase, cerca de 49 millones de euros en acciones

13 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

¿Les suena el caso Gowex? Se trata del protagonizado por Jenaro García, consejero delegado de la compañía que se dedicaba a proporcionar wifi y que, por más que intentó tapar la situación, un día tuvo que reconocer ante la opinión pública que la sociedad estaba en quiebra. La situación financiera de Gowex arrastró a 5.000 inversores institucionales y particulares que habían participado en la firma a través del Mercado Alternativo Bursátil (MAB), una bolsa para empresas de reducida dimensión a la que salen en busca de capital para expandirse. Mientras esto se tramaba, Jenaro García se dedicó a vender, sin que nadie se enterase, cerca de 49 millones de euros en acciones, movimiento por el que pasó a controlar el 47 % del capital de una firma en la que había ostentado el 51 %. Es decir, mentía sobre la situación de la empresa por un lado y, sin ningún tipo de reparo, se embolsaba miles de millones.

Según los expertos, el control de Gowex dependería de Bolsas y Mercados Españoles y de Ernest & Young, su asesor registrado, además de los auditores de la compañía, M&A Auditores. Será así, pero ¿no llama la atención que el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, diga que «no sabía ni que existía esa empresa» para evitar valorar si fallaron los mecanismos de regulación? Que, por cierto, aunque no son de su negociado, si algo hubiera escuchado, me imagino que encendería las alarmas. Un detalle: en frente de la sede madrileña del Banco de España hay un quiosco que tiene publicidad de Gowex. Está a la vista de todo el mundo, también del gobernador.

Además sorprendió que Elvira Rodríguez, presidenta de la CNMV, viera el caso como «una desgracia» y anunciase «una revisión exhaustiva de los procedimientos» para restablecer la confianza en el MAB, un mercado que, aseguró «es homologable» a los de Estados Unidos o Reino Unido. Sobre este asunto, De Guindos reconoció que los controles fallaron porque no saltaron las alarmas. Lo peor es que no es la primera vez que esto ocurre. Tampoco saltaron las alarmas en el caso Pescanova, ni en el de Astroc, ni en el de las cajas de ahorros, ni en el de Fórum y Afinsa, ni en la venta de preferentes y subordinadas. Decenas de ejemplos que confirman que los controladores no controlan ni cuando les corresponde. Eso sí, tampoco nunca son responsables -jurídicamente hablando- de nada. Quizá sea por aquello de ser políticos o haber sido colocados a dedo por aquellos. Ni el exgobernador del Banco de España Fernández Ordóñez, ni los exministros Rodrigo Rato, Pedro Solbes y Elena Salgado, ni tampoco el exgobernador del instituto emisor Jaime Caruana (que, por cierto, ya había sido advertido por sus inspectores en el 2006 de la burbuja inmobiliaria) han sido llamados como responsables del fiasco de la crisis por ningún tribunal. Ninguno de ellos se ha sentado en el banquillo. Ni lo han hecho, ni lo harán, escaqueándose de todo tipo de responsabilidades; tapándose los unos a los otros sin ningún tipo de excusa. Cuando ellos se explican, la culpa siempre es de otro. Pero repito, solo cuando se explican, porque en ocasiones son llamados por los parlamentos autonómicos (por ejemplo el gallego) y aducen cualquier motivo personal para no comparecer. ¡Valientes! Miles de ciudadanos no pueden perder sus ahorros porque los responsables no controlen las manipulaciones y malas artes de ciertos locos que quieren convertirse en millonarios a costa del engaño colectivo. Propongo que los controladores contraten un seguro que les cubra de posibles riesgos. Les van a salir caros, pero los demás estaremos cubiertos.