El Gobierno teme que la situación en Europa lastre la recuperación

La Voz MADRID / CAIRNS / COLPISA

ECONOMÍA

Admite por primera vez su preocupación por que la recesión en la zona euro perjudique sus expectativas a medio plazo

22 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El creciente riesgo de recesión en la zona euro ha encendido ya las alertas. Lo ha hecho en España, donde el Gobierno admite ahora su preocupación porque puede perjudicar sus «expectativas» de recuperación económica a medio plazo; a corto, no obstante, las revisará al alza el día 26 cuando presente su nuevo cuadro macroeconómico y el Consejo de Ministros apruebe el proyecto de ley de Presupuestos del Estado para el 2015. Y también hay inquietud a nivel internacional, y se puede ver en la cumbre de este fin de semana del G-20. Este grupo de ministros de economía y altos cargos globales rebajó ayer en dos décimas (del 2% al 1,8 %) su objetivo de crecimiento adicional para del mundode aquí hasta el 2018.

El motivo de tomar esas precauciones es que al descenso en el empuje de algunas economías emergentes, como Brasil (que está en negativo) y China, se une la rápida desaceleración de un buen número de potencias occidentales, encabezadas en Europa por Francia e Italia.

Ante este horizonte, los ministros de Economía y Finanzas de los países miembros del G-20 (que representan el 85% del comercio mundial y dos tercios de la población) aprobaron durante su reunión en la localidad australiana de Cairns un paquete con más de un millar de medidas tendentes, sobre el papel, a favorecer la recuperación.

Las actuaciones acordadas -que a finales de noviembre habrán de ser refrendadas en la cumbre de líderes del G-20 que se celebrará en otra ciudad australiana (Brisbane)- abarcan distintas materias y áreas, desde inversiones en infraestructuras hasta reformas financieras, pasando por un mejor desarrollo de sus intercambios comerciales. Con ello, desde el FMI y la OCDE esperan inyectar 1,5 billones de euros en la economía global durante los próximos cinco años.

Reducción del PIB

La propia OCDE ya alertó esta semana en su actualización otoñal de previsiones que la débil recuperación de la zona euro está lastrando la economía mundial. Por este motivo, redujo en cuatro décimas su estimación sobre el crecimiento PIB de la región este año, que queda ahora en un claramente modesto 0,8% y todavía con el telón de fondo de los riesgos geopolíticos y financieros que proceden de los conflicto en Ucrania y Oriente Medio.

La directora del FMI, Christine Lagarde, advirtió desde Cairns de que el ritmo de crecimiento a nivel mundial es «bajo y desigual», si bien también señaló que la recuperación internacional continúa, al menos, por ahora. «Por eso -dijo- es un momento crítico» para promover políticas que «contribuyan a una recuperación más robusta en empleo».

Por su parte, el secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, llamó la atención sobre la caída de la demanda interna en Europa, un tema sobre el que dijo que existe un interés «creciente» entre los propios socios del G-20.

«La UE necesita resolver sus problemas y arreglar sus diferencias internas», básicamente centradas en el tipo de reformas que se han de emprender, apuntó.

El Ejecutivo presidido por Mariano Rajoy comparte su opinión y, de hecho, confía en un próximo acuerdo, al menos en el seno del Eurogrupo, así como en el resultado de las últimas medidas aprobadas por el Banco Central Europeo, cuyo presidente comparece hoy en el Parlamento Europeo para analizar la situación actual.

«Gran parte del futuro de la economía española y del mantenimiento de la recuperación se juega en Europa», apuntó el ministro de Economía, Luis de Guindos, tras reconocer que «lo que pasa en la UE nos afecta, y no solo a nivel de las transacciones comerciales». «La economía española no es absolutamente inmune a lo que ocurre fuera», abundó el ministro que, no obstante, recordó que los datos de crecimiento siguen siendo «esperanzadores». En concreto, un avance del 0,6 % en el segundo trimestre del año -tras el 0,4 del primero- frente a una mejora casi nula entre el resto de socios del euro, y la expectativa de alcanzar el 1,5 % al cierre del 2014 y el 2 % en el 2015.