Goirigolzarri sostiene que los controles internos funcionaron y que las tarjetas «son pasado»
ECONOMÍA
Explicó que cuando entró la nueva directiva, se reclamaron las cantidades gastadas con las tarjetas a los cuatro miembros del equipo que las habían utilizado en Bankia
17 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, aseguró ayer que el sistema de control de la entidad funcionó en el caso de las tarjetas opacas, que durante años utilizaron directivos de la Caja Madrid y también de Bankia, en este caso en tiempos de Rodrigo Rato.
En una conferencia en Burgos, y en una de sus escasas intervenciones desde que ha estallado el escándalo, Goirigolzarri deslizó varios mensajes dirigidos a quienes utilizaron esas tarjetas black, que han provocado un importante quebranto a la entidad. El directivo recordó que desde que entró la nueva cúpula, en mayo de 2012 -tras la intervención de la entidad- cualquier práctica «no acorde con la ortodoxia bancaria» se analiza inmediatamente con una auditoría interna e, incluso, con asesores externos.
En el caso de las tarjetas, explicó que cuando detectó la existencia de las tarjetas realizaron este proceso, que culminó aclarando que había «una situación en Caja Madrid y otra distinta en Bankia». La conclusión fue reclamar la devolución de las cantidades gastadas con las tarjetas a los cuatro directivos que las habían utilizado en Bankia -el resto, otros 80, son solo de la etapa de Caja Madrid- que devolvieron los fondos.
En cuanto a los restantes directivos, anteriores a la formación de Bankia, el grupo comunicó la información de la que disponía sobre este asunto al FROB porque correspondía a la época de Caja Madrid y no podían actuar directamente.
En su intervención ante los empresarios, el presidente de Bankia reconoció que sintió una «profunda preocupación» al conocer la existencia de tarjetas opacas por el impacto negativo que podía tener en la imagen de la entidad, y empezó a pensar inmediatamente en «cómo transmitir la diferencia de responsabilidades». En este sentido, enfatizó que las tarjetas opacas son «un producto del pasado, mientras el futuro de Bankia [donde aún hay una mayoritaria participación del Estado] es muy positivo». En su discurso dejó clara esa ruptura con lo anterior: «La frase de que ningún objetivo ni ningún resultado puede justificar la transgresión de nuestros principios forma hoy parte del ADN de Bankia. Sin principios no se justifican los proyectos empresariales».