La UE da por hecho el impago de Grecia y prepara planes para frenar el contagio

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

ECONOMÍA

Dijsselbloem, en una rueda de prensa del Eurogrupo
Dijsselbloem, en una rueda de prensa del Eurogrupo YVES HERMAN | Reuters

Pierde la confianza en Tsipras y le advierte que no negociará tra el referendo

28 jun 2015 . Actualizado a las 09:56 h.

«Es un día malo para Europa», reconoció ayer el ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis. Y no le faltaba razón. Entre rostros de tensión, decepción y algún que otro llanto por los pasillos del Consejo, Grecia dio ayer un portazo a las negociaciones con el Eurogrupo a tres días de que expire su programa de rescate. Considera que las demandas de los socios son «inaceptables». El escenario de crisis que se abre es inédito. Nunca antes la zona euro estuvo tan cerca de la ruptura como en las últimas horas. La integración europea sufre un grave golpe.

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, apretó el detonador antes de tiempo haciendo descarrilar las negociaciones el sábado por la noche, cuando ordenó parar de forma súbita los contactos entre su equipo negociador y la troika. El anuncio de la celebración de un referendo el domingo que viene sobre la última propuesta de reformas cayó como un jarro de agua fría entre sus socios. «Fueron formas muy inoportunas», se quejó el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. 

Fuentes cercanas a la negociación aseguran que la idea de la consulta anunciada por Tsipras fue tachada de «absurda» en la reunión que mantuvieron  los ministros de Finanzas. Consideran que no hay una propuesta definitiva que someter a votación ni hay tiempo, ya que el programa de rescate expira el próximo martes 30 de junio y con él, los 7.200 millones que necesita Grecia para pagar facturas en julio y agosto al BCE y al FMI. «No habrá prórrogas», advirtió Dijsselbloem, y tampoco se hará la vista gorda con los pagos. «Grecia debe cumplir con sus obligaciones financieras», espetó el holandés. 

El Eurogrupo descarta negociar una solución con Atenas mientras mantenga en el calendario la convocatoria del referendo y le advirtió de que, cualquiera que sea la respuesta que den los ciudadanos, no servirá para seguir negociando. «Tsipras dice que si saliese el sí, el Gobierno aplicaría el paquete de reformas acordado pero hay un problema grave de credibilidad. Incuso si refrendan las propuestas no podemos asegurar que las vayan a aplicar», afirmó Dijsselbloem al término de la reunión.

Atenas se enfrentará a partir de mañana a graves problemas para mantener el país a flote sin la ayuda europea. El martes le espera un pago al FMI de 1.600 millones. Y el mes que viene la factura con los acreedores ascenderá a 3.965 millones. La deriva de Grecia puede arrastrar consigo a la Eurozona. «Estamos más cerca de convertir el plan B en plan A», reconoció el ministro español Luis de Guindos. El Eurogrupo se reunió, ya sin Varufakis, para coordinar las medidas de contención en caso de que haya contagio ante el más que seguro impago griego. El presidente del BCE, Mario Draghi, está dispuesto a volver a hacer «todo lo que haga falta» para mantener estable la Eurozona y el Mede se prepara para reforzar la «resiliencia» de las economías más expuestas. 

Solo el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, trató de rebajar la tensión con Varufakis. «Lo que pasó no significa que Grecia vaya a abandonar la Eurozona», aseguró antes de mostrarse dispuesto a mediar para llegar a un acuerdo antes del martes. Nadie quiere oír hablar de ruptura a pesar de que los pilares del euro están a punto de ceder. «No existe ningún mandato que nos pueda echar de las instituciones», advirtió el ministro griego.

La troika se resiste a ceder y Grecia está dispuesta a mantener el pulso hasta el final. El riesgo a un terremoto financiero es tal alto que el exdirector del FMI, Strauss-Kahn, salió a escena para entonar el mea culpa por las medidas recesivas que impuso a Grecia en el pasado y para pedir a su sucesora, Christine Lagarde, que no repita los mismos errores.