El negocio puro, el que sale de prestar y tomar dinero, se está reduciendo trimestre a trimestre
21 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Los bancos que operan en España (incluyendo aquí las reconvertidas cajas de ahorros) cerraron el 2015 con un beneficio final de más de 10.000 millones de euros. Fueron unos 500 más que un año antes. Buena señal, tras los años de reestructuración. Buenos datos, sobre el papel. Pero todo esto esconde una gran debilidad: el negocio puro, el que sale de prestar y tomar dinero, incluyendo el cobro de comisiones, se está reduciendo trimestre a trimestre. Las entidades están haciendo sus grandes números por otras vías -la renta variable, el movimiento y rentabilidad de la deuda pública, la venta de activos no estratégicos...- para evitar que la cuenta de resultados final se resienta y penalice a sus accionistas. Pero lo cierto es que si se toma solo esa primera línea (el margen de intereses y las comisiones), donde está el corazón del negocio, las cuentas apenas dan. Los últimos datos de la CECA y de la AEB, las dos patronales del sector, revelan que al cierre del 2015 los gastos ya consumían entre el 60 y el 70 % de todo el negocio. Es decir, que por cada 100 euros que obtiene el banco, dos tercios se van a pagar nóminas, alquileres de oficinas y otras contingencias comunes. Entre las antiguas cajas, hay tres casos en los que esa diferencia se estrecha aún más. En Abanca, Catalunya Banc (ahora en manos de BBVA) y Caja España-Duero, los gastos se comen más del 85 % del negocio. Entre los bancos, le ocurre algo parecido al Santander (el 93 %, tomando solo el negocio en España).
Es decir, hay un severo problema de eficiencia que se va a prolongar bastante tiempo por los bajos tipos de interés. Con el precio oficial del dinero casi al 0 % y el euríbor en negativo, los bancos tienen que competir a precios muy agresivos, lo que redunda en que el negocio se resienta.
¿Cómo corregirlo? Por la vía de los ingresos, y ahí se enmarcan las palabras de ayer de Roldán, avisando de una generalización en las comisiones por servicios. Y por la vía de los gastos, reduciéndolos. En plena expansión de la banca on-line, eso se traduce en una reducción de la red de oficinas y de personal. De momento, solo el Santander ha puesto en marcha un plan con prejubilaciones y despidos. Prescindirá de unos 1.600 empleados, entre la sede central, las regionales y las oficinas. En Galicia podrían cerrar unas 30 sucursales. «Es algo en lo que estamos todos embarcados», admiten fuentes financieras.