Francisco González: «Cuando uno se va, se va»

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Zipi | EFE

Adiós al banquero más veterano del país

27 sep 2018 . Actualizado a las 09:15 h.

Francisco González (Chantada, 1944) se va. Deja el timón del BBVA tras casi 20 años al mando. Dijo que lo haría cuando llegase a los 75. Los cumple el mes que viene. Y se va del todo. «Cuando uno se va, se va», dijo en febrero, cuando anunció que estaba preparando su marcha. Nada de sorpresas.

Con FG -así es como se le conoce entre las bambalinas financieras desde mucho antes de que tomase asiento al frente del BBVA- se va el banquero más veterano del país. ¡Qué no habrán visto sus ojos! Durante estos años no ha faltado de nada en un sector en el que, todo hay que decirlo, el de Chantada se mueve como pez en el agua.

Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, es, además, corredor de comercio (el número 1 de su promoción, la de 1980) y agente de cambio y bolsa.

Sus primeros pinitos laborales los hizo como programador en una empresa informática allá por 1964. De ahí su decidida apuesta por la transformación digital del banca, su gran obsesión durante estos últimos años.

Pero fue en FG Inversiones Bursátiles, la sociedad de valores que creó en 1987, donde comenzó a labrarse su brillante futuro en el panorama financiero español. Llegó a ser la primera firma bursátil independiente del país. Se la vendió en 1996 a Merrill Lynch, por aquel entonces uno de los mayores bancos de negocios del mundo, por 3.700 millones de pesetas. Todo un señor pelotazo.

El último «negrito»

Pocos meses después de esa llamativa operación, el de Chantada se convertiría en presidente de Argentaria. Lo colocó Aznar al frente por su amistad con Rato. Un sambenito del que FG ha huido siempre. Como alma que lleva el diablo.

Aquello supuso su entrada en el club de los negritos, que así es como se llamaba en la época a los presidentes de las empresas colocados a dedo por los Gobiernos del momento durante la ola de privatizaciones de los noventa. FG es el único que queda tras la marcha de César Alierta de Telefónica.

Tres años después de tomar las riendas de Argentaria llegaría la fusión con el BBV, anunciada en octubre de 1999. Una operación aquella en la que el pez chico acabó zampándose al grande, y FG ganándole el pulso al poderoso clan de Neguri, adelantando por la derecha a Emilio Ybarra para hacerse con la presidencia única del banco recién fusionado. Ayudado, eso sí, por el estallido del escándalo de las cuentas secretas en paraísos fiscales del antiguo BBV.

Y a aquel sillón se agarró González como una lapa cuando en el 2004 intentaron apearlo por las bravas. Corría la primera legislatura de Zapatero cuando Luis del Rivero, entonces presidente de Sacyr, orquestó un plan para desalojarlo de la presidencia. Dicen que auspiciado por la Oficina Económica de Presidencia que dirigía Miguel Sebastián, despedido sin contemplaciones por FG del Servicio de Estudios del banco por criticar las políticas de Rato, gran amigo de su jefe. O eso dicen también.

Perdió el órdago. Ganó el de Chantada. Posee una tenacidad a prueba de bombas.

Ahora que se retira y que se va del todo tendrá más tiempo para disfrutar de una de sus dos grandes pasiones: el fútbol. Merengue por los cuatro costados, acude siempre que puede a los partidos que disputa su equipo en el Bernabéu. Pero no aparece por el palco. Le gusta guardar las distancias. Sobre todo con la prensa. La otra es el golf. Lo practica a menudo. En el campo de La Moraleja, muy cerca de donde vive. Tiene un buen hándicap, aunque no tan bueno como el de Ana Botín, su gran rival en el sector.

De vez en cuando se deja caer por Galicia. Puede que ahora lo haga con algo más de asiduidad.