José Manuel Fernández Alvariño: «Siempre negocié los jueves o los viernes; la gente está más relajada»

Sofía Vázquez
sofía vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

M. MORALEJO

El grupo vigués, que cumple 75 años, opera hoy en los sectores tecnológico y fotovoltaico

16 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando al final de la entrevista explicó, con los ojos brillantes, «a mi madre se la llevó un cáncer de mierda» él mismo descubrió que José Manuel Fernández Alvariño (Vigo, 12 de mayo de 1947) es de esas personas que transmiten una alegría que se tapa fácilmente por sentimientos profundos y duros. (Casi) nunca lo exterioriza el presidente de un grupo que cumple ya 75 años, y que está formado por empresas como Voltfer (especializada en instalaciones fotovoltaicas), Serinfer (software de gestión para la automoción), Demesis (soluciones para la transmisión de datos a distancia), Galvintec, Riescontrol, Global-Fer, Carfe, Cualificación Profesional y Eurocasa.

-¿Echa de menos a su padre?

-Todos los días. Me supo inculcar el amor a la familia (el principal activo que uno tiene que tener) y me dio libertad. Estaba empeñado en que fuera notario, registrador o diplomático. Hice Derecho en Santiago, acabé a los 21 años y cuando terminé la carrera constatamos que para la diplomacia había que ser hijo de...,. Pedí entonces los temarios de notarías y registro. Los vi y dije: esto no está hecho para mí. En la universidad me llamaban «cholo, el verbenas o el capricho de las nenas». Así que notarías y registro no estaba hecho para mí [risas].

-Y empezó con su padre.

-No, no quería. Me fichó el Central Hispano y me fui a Madrid y después a Valladolid. Me casé con Blanca, la mejor inversión que he hecho en mi vida. Cuando se quedó embarazada, decidí que mi hijo naciera en Vigo. El banco me trasladó, pero seguidamente mi padre me dijo: vale, ya has aprendido y debes venir a la empresa. Es la defensa del patrimonio familiar.

-¿Por qué quería que su hijo naciera en Vigo?

-Nacer en Valladolid es una honra. Pero soy un enamorado de Galicia. Creo en la Galicia global. Tengo dos niños y una niña, que fue buscada desesperadamente. Primero nació Israel, después David y Déborah.

-Defínase

-Soy optimita, con muchas ganas de emprender. No me voy a jubilar. Yo como mi padre, que murió un viernes a los 98 años y el domingo anterior había venido a mi casa a comer un cocido. Le diré que soy tremendamente vago. Trabajo, claro, pero me gusta disfrutar de una buena compañía. Me gusta la vida. No sacrifico un segundo de estar con unos amigos por una hora de trabajo. El viernes por la tarde se lo dedico a mi mujer. Si tocan cortinas, cortinas; si muebles, muebles...; el sábado es para mí, para jugar al pádel o al tenis, o para hacer lo que quiera; y el domingo, para mi familia.

-Viendo su grupo pensará que el que no evoluciona, muere.

-Discutí un día con el comisario europeo de la Competencia, entonces el señor Monti, y él me advirtió que la distribución de la automoción iba a cambiar; que cualquiera iba a poder vender coches en cualquier lugar. Entonces le advertí a mi padre que había que diversificar. A partir de ahí estuvimos un tiempo con el señor Rumbao, luego con los Caetano (de Portugal), y al final decidimos desvincularnos. Seguidamente decidimos diversificar.

-Casi todas las compañías son TICs. Para una persona de su edad meterse en tecnológicas...

-Eres tremenda... Tengo 72 años, pero mi cerebro no se adecúa a la edad. Me interesa el futuro. Y la tecnología lo es. Cuando le dije a mi padre hace 15 años que íbamos a hacer inversión en fotovoltaica, puso reparos y también el consejo de familia. Pero le expliqué las tres razones de mi apuesta: 1-. es una inversión que estará 365 días funcionando. 2.- toda la producción está vendida porque lo dice el BOE. 3.- No hay sindicatos. Y mi padre apostilló: «aprobado».

-¿Alguien le echó una mano alguna vez?

-Sí. Mi mujer, mi padre y algún amigo. Te cuento. Estudié siempre en los Maristas, pero el último año, el anterior a ir a la universidad, me cambiaron a los Jesuitas. ¡Y les monté un follón! Metí a niñas, fiestas [... no lo explica demasiado bien] Llamaron a mi padre y le dijeron que me iban a suspender dos o tres asignaturas, por lo que solo tendría una oportunidad para aprobar el examen de ingreso. Los curas le dijeron que estaban hartos de mí. Mi padre no dijo nada. Entramos en el coche, y yo le hablaba en contra del colegio. Él seguía sin decir nada. Llegamos a casa y nada más abrir la puerta, blum, me dio un tortazo tremendo. Reconozco que fue la torta que me enderezó. [Sigue hablando] Creo en la rectitud, en el comportamiento, en la educación, en el saber estar porque te representas a ti y también tu empresa, a tu familia.

-Le llaman Cholo o choliño....

-Como no me quedo con las caras, cuando veo a alguien digo: qué tal campeón o qué tal cachuliña. [sigue hablando] Yo no hago entrevistas ni lunes, ni martes ni miércoles. Porque la gente está más cabreada. Por eso siempre negocié el jueves y el viernes, cuando la gente está más relajada. Y fueron las mejores negociaciones que he hecho.

-Ya en la tercera generación.

-Digo en plan de broma que viví de mi padre y que trato de vivir de mis hijos. Sí, la tercera generación ya está en la empresa. Los tres están mucho más formados que yo. En mi despacho, el mismo que el de mi padre, tengo cuatro o cinco recortes que son los fracasos que he tenido. Se los enseño a mis hijos. No hay que crecerse.

-A toro pasado y con Abanca teniendo un papel fundamental en Galicia. ¿Cómo ve aquella fusión de cajas?

-Me posicioné en contra de la fusión. A toro pasado tuvimos la gran suerte de que apareciese el señor Escotet. El empresario gallego tiene la gran suerte de poder ser recibido por el presidente y dueño del banco. No es lo mismo en otras entidades que no tienen su sede en Galicia. Escotet ha hecho una magnífica gestión y hoy tenemos un banco consolidado.

-¿Y aquello que había dicho de que buscaba a un montón de inversores y ponía 2.000 millones para comprar NCG?

-No me acuerdo [risas]

-Repite y repite el apellido Alvariño, el de su madre.

-Mis hijos son Fernández-Alvariño Delgado. No quisimos perder el apellido de mi madre. Era una persona inteligente, guapa. Soportó la fuerza de tres hombres en casa. Muy culta. Sabía llevarnos.

-Y nunca le dio un cachete

-Nunca. Ni la zapatilla. Me dio muchos besos. Murió muy joven. Un cáncer de mierda se la llevó en el 93. Mi madre siempre quiso ir a vivir a Ribadetea, donde nació. Se lo comentaba a mi padre, que era de Ponteareas. Pero él no quería. Cuando ella falleció él se fue para allá. Y venía a trabajar todos los días conduciendo. Hasta los 98.

-¡Qué peligro!

-Intenté que no condujera. Y él me dijo: «Si quieres que me muera me sacas el coche y me prohíbes venir a la empresa.» Ni se me ocurrió.

«En particular, a mí este nuevo Gobierno que quieren conformar no me gusta nada»

José Manuel Fernández Alvariño echa la vista atrás y habla de su etapa en la Confederación de Empresarios de Galicia, que define como «dura».

-Quise trabajar, hacer, combinar..., pero no pude Un día argumenté: si el nudo gordiano es Alvariño, desaparezco. Entonces adelanté elecciones porque entendí que yo era el problema. Que si coche de alquiler...

-Sí, Le habían acusado de hacer negocio a través de la CEG.

-El antiguo presidente tenía un chófer que le pagaba la confederación. Yo en Pontevedra no lo tenía, así que en aquel momento cogí un coche de mi empresa de alquiler con un conductor mío que costaba más barato de lo que estaba cargándose a la confederación. ¿Y dicen que estaba haciendo negocios? Pero a quién voy a llevar yo de chófer, pues a una persona de confianza. El otro gran negocio del que acusaron a Alvariño fue que pregunté: ¿Qué seguros tiene esto? Por importe de mil euros. Yo tenía una correduría y les dije, ¿cuánto vale esta póliza?, 500 me dijeron. Esos fueron mis grandes negocios. Pero si no logré enamorar... Hoy pienso que debería de haber continuado. Me equivoqué.

-¿Por qué?

-Todos los siguientes acabaron dimitiendo, y hoy estamos descabezados. Me duele porque en Galicia hay magníficos empresarios. Si no tenemos representación, ese espacio lo ocupará alguien.

-¿Qué piensa del nuevo Gobierno?

-Después de tres meses, hacerlo ahora con muchas más dificultades... España no se merece esto. A mí particularmente este nuevo Gobierno no me gusta nada. No es un problema de derechas o izquierdas. Hay un concepto de desarrollo estable y armónico, que la economía necesita.

-La verdad es que usted tiene un aire a Arturo Fernández

-Para mí es un orgullo. [fuerte carcajada].

-Creo que le hubiera gustado ser él.

-Pues sí, el teatro, la verdad, siempre me gustó. Quién tuviera el tipo y el éxito de él. Fue una persona maravillosa.

-¿Ha tenido algún enemigo?

-Más que enemigos, gente que no piensa como yo

-¿Y amigos?

-Dos que ya no están. Julio Babé y Moral Riestra. Luego tengo una pandilla muy buena.