Pagaría unos 200 millones por el 52 % de las acciones a la venta de Sabadell, Caixabank, Bank of América y Brookfield

M. Sío Dopeso
Redactora

En Pescanova nunca se ha dejado de hablar gallego. Ni siquiera cuando en el año 2015 los grandes acreedores financieros refundaron la compañía, y convirtieron deuda en acciones de una empresa a la que llamaron Nueva Pescanova.

De aquel pool de bancos (Sabadell, Caixabank, Abanca, BBVA, Santander, Bankia y UBI) ya solo quedan en el accionariado Sabadell, Caixabank y Abanca y solo uno de ellos, la entidad que preside Juan Carlos Escotet, con intención de permanencia y con una apuesta fuerte por ir avanzando posiciones en el capital del mayor grupo pesquero de España.

En los dos últimos años, Abanca ha hecho uso de su derecho de adquisición preferente de acciones para reforzar su posición inicial (5,4 %) hasta el 40,66 % mediante sucesivas compras de pequeñas participaciones.

La operación que la entidad tiene ahora entre manos es mucho más ambiciosa. Tanto que, de consolidarse, supondrá la compra de facto de Nueva Pescanova.

Lo que Abanca ha puesto sobre la mesa es una oferta de compra por un 52 % de acciones colocadas en el mercado por Sabadell (el 24,5 %), Caixabank (15,3 %), Bank of America (9 %) y el fondo de inversión Brookfield (4 %).

Fuentes financieras cifran en el entorno de 200 millones de euros la última suma que el banco gallego habría presentado a los vendedores, después de una primera propuesta que fue desestimada tras considerarla innegociable.

Oferta insatisfactoria

Estas fuentes aseguran que esta nueva cifra no ha resultado satisfactoria para la parte vendedora, que negocia de forma agrupada. Sin embargo, esta vez sí han aceptado estudiar la oferta, y las mismas fuentes afirman tener constancia de la existencia de negociaciones; incluso avanzadas, según otras fuentes del mercado financiero, que sitúan la pelota en el tejado de Abanca, ya que correspondería ahora a la entidad aportar las garantías que avalen la operación.

Con este 52 %, Abanca pasaría a hacerse con el 93 % de Nueva Pescanova y reconquistaría la galleguidad perdida por el grupo pesquero, como consecuencia de su rescate financiero, tras la salida del concurso de acreedores al que fue abocado por los responsables de la vieja Pescanova, que estos días se sientan en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional, para dar cuentas de su gestión, que acabó con un agujero de 3.600 millones de euros.

Si se materializa la compra, Abanca se pondrá al frente de un gigante pesquero que alcanzó nuevo récord de ventas en el 2019 (la cifra, por confirmar, supera los 1.100 millones de negocio), y que acaba de agotar un plan estratégico (2016-2019) que se ha cumplido solo parcialmente ya que la facturación no se ha incrementado un 50 % y el ebitda actual de 75 millones, está lejos de los 125 previstos. 

Nuevo consejo

Desde la pesquera cuentan que ya está en marcha un nuevo plan estratégico, con Abanca al frente (de momento con su 40 % actual). Las incógnitas que se abren ahora se centran en quién se ocupará de ejecutarlo, ya que la nueva posición del banco gallego, con el 93 % del capital, conllevaría cambios en el consejo de administración, en el que ahora sienta a dos representantes, y, según fuentes financieras, el probable relevo en la presidencia que en los últimos cinco años ha ocupado Jacobo González Robatto.

«No hay las plusvalías esperadas y los bancos se van»

Cuando el pool de bancos decidió capitalizar su deuda en Pescanova lo hizo con la intención lógica de recuperar su dinero (2.000 millones de euros). El plan estratégico así lo preveía. Pero las plusvalías esperadas no han llegado. Es más, el grupo rescatado, que dio sus primeros beneficios en el 2017, acabó el 2019 con inesperadas pérdidas que fuentes financieras cifran entre 40 y 50 millones (se están cerrando las cuentas), a causa de la fuerte caída del precio del gambón argentino, debido al exceso de oferta de producto, porque no existe un límite de capturas; pero también por las tasas a la exportación impuestas por Argentina con motivo de la crisis que vive el país. 

Esto, sumado a una menor demanda de gambón y otros productos por parte de China explican los resultados que han acabado por desencadenar la salida del capital del Sabadell, una entidad que tuvo un protagonismo vital en el rescate del grupo pesquero; y de Caixabank.

Este retraso en los beneficios esperados también explicaría la negociación abierta para desprenderse de la participación en Nueva Pescanova a un precio insatisfactorio para los vendedores. «No hay plusvalías, pero lo que no quieren los bancos es poner más dinero», explican fuentes financieras.

Nueva Pescanova es viable y dará beneficios, en eso coinciden todos los analistas ¿Por qué no seguir esperando como hasta ahora? Estas fuentes atribuyen la decisión de vender de los bancos al nuevo cambio de la normativa contable del Banco Central Europeo (BCE) que obliga a las entidades financieras a hacer un mayor esfuerzo en los requisitos de solvencia y a seguir provisionando. «Aunque la venta no depare ganancias, se trata de no poner más dinero», insisten. La pregunta obvia es ¿Por qué Abanca sí está dispuesta a a invertir más y a esperar más tiempo por los ansiados beneficios? La entidad guarda silencio sobre la operación, pero el propio Escotet, ha manifestado en más de una ocasión que la intención del banco es seguir apostando por el negocio pesquero en el futuro.

Muestra del apoyo del banco gallego a la pesquera es la financiación de la construcción de cuatro barcos de la compañía para Mozambique, y tres más para Namibia (todos ellos adjudicados a Astilleros Armón en Galicia).