La Justicia europea reprende al Constitucional alemán por cuestionar al BCE

C. P.

ECONOMÍA

Arne Immanuel Bänsch / dpa

El TJUE le acusa de poner en riesgo el orden jurídico de la Unión y la igualdad entre Estados

08 may 2020 . Actualizado a las 18:56 h.

Nuevo rapapolvo a los jueces del Constitucional alemán. Esta vez de manos de la Justicia europea, atónita por las licencias que se tomaron los magistrados germanos el pasado 5 de mayo para exigir al Banco Central Europeo (BCE) que justifique en el plazo de tres meses los beneficios del programa de compra de deuda soberana (PSPP), bajo amenaza de retirar al Bundesbank de las operaciones. «El Tribunal de Justicia de la UE es el único competente para declarar que un acto de una institución de la UE es contrario al derecho de la Unión», le ha respondido esta mañana el máximo órgano judicial europeo a sus colegas alemanes. El TJUE ya había validado en el 2018 el programa del eurobanco. 

El Tribunal de Luxemburgo no sale de su asombro. Tanto es así que ha tenido que recordar hoy a los magistrados que tienen la «obligación» de garantizar que se cumple de forma efectiva el Derecho de la Unión. Cualquier sentencia dictada en sus salas son vinculantes para los litigios nacionales. El desacato del pasado martes además «puede llegar a comprometer la unidad del ordenamiento jurídico de la Unión y perjudicar la seguridad jurídica», advierte el TJUE. La institución critica de forma velada la soberbia del Tribunal alemán, al arrogarse la autoridad sobre una cuestión de carácter europeo e insiste que solo con el cumplimiento de las normas y el respecto a las competencias de cara institución «puede garantizarse la igualdad entre Estados miembro en la Unión creada por ellos». 

Más allá del incendio jurídico y el conato de réplicas que ha incitado la sentencia del Constitucional alemán en países como Polonia, con varios frentes abiertos en el TJUE por atar de pies y manos a su sistema judicial, la pelea entre magistrados ha tomado como rehén al BCE y, por consiguiente, al euro. La presidenta del eurobanco, Christine Lagarde, anticipó ayer que seguirán con las compras «sin inmutarse», incluidas las del nuevo programa PEPP (750.000 millones de euros) para afrontar la crisis inducida por la pandemia. La institución, que puso a rodar el programa de adquisición de deuda en marzo del 2015, tiene hoy 2,1 billones de euros de bonos soberanos en su poder.

Críticos de todo el espectro político alemán han sido especialmente belicosos con esta herramienta de política monetaria promovida por el expresidente del BCE, Mario Draghi. El italiano, avalado por una mayoría del Consejo de gobierno de la entidad, inyectó dinero barato en el circuito bancario para apoyar la recuperación de economías hundidas tras la crisis de deuda que engendró una mala gestión de la crisis financiera. Cuando draghi dio el pistoletazo de salida al PSPP, España arrastraba una mochila de deuda del 100,7 % y un desempleo del 22,9 %. Sin la irrupción del BCE, que acompañó las compras con una política de tipos de interés bajos, la fragmentación en la zona euro podría haber tenido consecuencias fatales para la unión monetaria. El propio BCE calcula que su efecto revulsivo en la economía de la zona euro hasta este año fue del 1,9 % del PIB acumulado. 

A pesar de los beneficios del programa, que el eurobanco ha venido justificando en sus informes de seguimiento, el Constitucional alemán insiste en saber si han compensado sus perjuicios, principalmente para los ahorradores y los bancos alemanes, que critican los estrechos márgenes de rentabilidad que obtienen ahora. Aunque el BCE no tiene que responder ante sus jueces, lo cierto es que la entidad ha concluido en análisis recientes que el efecto sobre la rentabilidad «probablemente se ha compensado de largo por el canal de alivio de capital. Los resultados de nuestros modelos señalan en la sección de riesgos que un programa de compra de activos puede seguir siendo beneficioso para la economía en su conjunto, incluso si llegó a reducir los márgenes de las tasas de interés y ralentizó el desapalancamiento de los bancos».

Tanto el Gobierno alemán de Angela Merkel, como el gobernador del Bundesbank, Jens Weidmann, y la exconsejera del BCE, Sabine Lautenschlaeger, se han opuesto en multitud de ocasiones a las líneas maestras de la política monetaria de Draghi. Pero incluso esta semana el exministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, criticó la salida de tiesto del Constitucional alemán al admitir que su fallo «podría llevar a algunos a poner en duda la existencia del euro»

Bajo lupa

La interferencia de la Justicia alemana en competencias del TJUE y sus maniobras para descreditar al BCE también fueron desaprobadas por la Comisión Europea. El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, confirmó que Bruselas está estudiando los argumentos legales de la sentencia «antes de considerar tomar acciones en este asunto». El italiano dejó la puerta abierta a posibles represalias, dado que la institución debe velar por el cumplimiento de los Tratados.