La entidad podría absorber los activos tóxicos del covid-19
01 jun 2020 . Actualizado a las 19:41 h.De forma silenciosa, sin grandes fuegos artificiales, la idea de crear un gigantesco banco malo europeo con el que digerir la herencia envenenada de la crisis del covid-19 se abre paso. El plan, aún embrionario, cuenta con grandes defensores en la cúpula del Banco Central Europeo (BCE). El actual presidente de su Consejo de Supervisión, Andrea Enria, invocó ese deseo en el año 2017. Y lo volvió a hacer el pasado 25 de mayo en una carta remitida al parlamentario alemán Frank Schaffle, al que trasladó su opinión favorable a erigir este Frankenstein, según recoge Europa Press.
No es el único. El vicepresidente Luis de Guindos señaló hace unas semanas ante la Eurocámara que «los créditos morosos irán en aumento, los bancos van a sufrir» debido a las quiebras empresariales y los impagos de préstamos. Por eso el equipo de su presidenta, Christine Lagarde, ya ha empezado a mover fichas en la sombra para convencer a Bruselas y a las cancillerías más reacias de la necesidad de articular un coloso europeo capaz de absorber los miles de millones de euros en activos dudosos del sistema financiero. El objetivo es retirar de los hombros de los bancos aquellas cargas que puedan minar la solvencia de las entidades. De lo contrario, podría aumentar el estrés bancario, generando un cortocircuito en el flujo del crédito a la economía.
Evitar quiebras
Según el Financial Times, dirigentes del BCE y de la Comisión Europea ya se habrían reunido en el mes de abril para explorar esta posibilidad. Aunque Bruselas no se opone públicamente, defiende que ya existen «herramientas y normas» para mejorar la digestión de los bancos. El BCE es más ambicioso. No solo aspira a concentrar los activos malos heredados de la crisis del covid-19, también los que todavía colean del 2008. El año pasado, los 121 mayores bancos de la zona euro concentraban un 3,2 % de sus balances en préstamos o activos dudosos (506.000 millones de euros). Bancos del sur de Europa superan el 6 % a pesar de los esfuerzos de los últimos años por deshacerse de ellos. Muestra de ello es la Sareb, el banco malo español. En siete años solo ha sido capaz de digerir 18.117 millones de euros en activos tóxicos. Le quedan otros 32.664 millones. Y eso puede ser un problema a la hora de negociar con otros socios europeos que podrían ver con malos ojos que una institución panaeuropea se encargue de sanear por la puerta de atrás los balances de los bancos más expuestos a pérdidas (españoles e italianos).
La agencia de calificación Moody’s cree que se están dando pasos en esa dirección. Y lo ve con buenos ojos: «La opción de un banco malo sería positiva [...] Ayudaría a las entidades a proteger su solvencia y probablemente a evitar quiebras», señalan.