Rodrigo Fernández de Castro: «Ante la crisis, hay que dar un paso adelante e incluso emprender proyectos»

Sofía Vázquez
sofía vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

CESAR QUIAN

Explica que, por el bien de todos, es preciso frenar la destrucción de empleo

11 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Prefiere que lo definan los demás a definirse, aunque reconoce que le gusta «trabajar, y mucho». No es de esos empresarios de personalidad arrolladora, pero sí de los que dicen las cosas claras, con argumentos, y de tal manera, que su discurso se hace creíble. Tiene de referente a Amador de Castro, un empresario que hace ya muchos años tuvo la valentía de enfrentarse a un Gobierno cuando se dio cuenta de que el astillero en el que él trabajaba se iba a desmantelar de manera injusta en el marco de aquella reconversión naval diseñada por Carlos Solchaga. El listón está alto para Rodrigo Fernández de Castro (A Coruña, 27 de marzo de 1978), director general de Figrupo (Fomento de Iniciativas, un conglomerado que tiene su origen en el grupo fundado y desarrollado por Amador de Castro). [Antes y durante la entrevista deja claro su papel: los dueños de la compañía son Amador, ya retirado de la actividad profesional, y su familia]

-Dirige un nuevo grupo que se transformó tras la venta de las ITV [se publicó que la operación se cerró en 89 millones]. ¿Sigue siendo capital 100 % gallego?

-Sí. Se trata de un grupo de empresas gestionado por Amador de Castro y su familia. Por debajo hay varios negocios con distintos socios. La parte más importante es Macovit, que tiene dos socios más: la familia Campo y el empresario José Luis Álvarez.

-¿Cuál es su relación con Amador de Castro?

-Sobrino.

-Aunque usted lleva 15 años en el grupo y, por lo tanto, lo conoce al detalle, menuda responsabilidad recoger el testigo.

-Amador de Castro abarcaba todo con sus enormes capacidades. La dirección estaba muy concentrada en él. Ahora digamos que el trabajo es más colectivo. Actúo como director general, pero Marta de Castro es consejera delegada. Amador de Castro hizo lo más difícil que es «generar», nosotros aspiramos a mantener y, si podemos, impulsar el negocio.

-¿Qué cualidades de él le gustaría mantener en la compañía?

-Hay algunas que no es que las queramos mantener, es que nos sentimos obligados a hacerlo. Entre ellas, el respeto. Quizá hoy se conozca como responsabilidad social corporativa, pero Amador de Castro fue más allá: le ocupaban desde las condiciones de vida de sus empleados hasta el trato a los proveedores. Él siempre defendió la obligación de devolver a la sociedad una parte de lo que esta le da a la empresa. El beneficio de la compañía tiene que ser la suma de la aportación de todos, no pretender que sea una firma donde nuestro beneficio surja, con todo el cariño, de exprimir a los trabajadores. Esos valores de Amador estamos obligados a mantenerlos. La familia defiende y respeta las ideas de Amador. Cuando digo la familia, aunque soy sobrino, no me incluyo. Entiendo que en la familia las que toman las decisiones estratégicas son sus hijas y su mujer. No conozco a nadie que hable mal de Amador de Castro. Es más, muchas de las gestiones que hizo Amador, si se analiza la parte puramente económica, serían cuestionables. Y no siendo agresivo en muchas de las decisiones que tomó, la suma de todas ellas es altamente positiva. Creo que supo ganar en muchos sitios, pero, sobre todo, supo perder. Cuando Amador de Castro perdió, sus empresas perdieron. No puedes encontrar a nadie que diga que Amador de Castro, o alguna de sus empresas, deben diez euros. Siempre actuó con honestidad.

-Desde la venta de las ITV, la compañía...

-Nosotros ahora mismo estamos viviendo una reconstrucción. Se hizo una desinversión muy importante en el área de las ITV, que era el alma máter de este grupo. Pero en este sector estabas obligado a seguir creciendo porque la parte internacional pesaba mucho y ya se habían creados verdaderos monstruos a nivel mundial con los que era difícil competir. Entonces, la decisión de los socios fue desinvertir y fortalecer el resto del grupo, y dar entrada a otras compañías como Gráficas Salnés, la primera que se ha comprado en esta etapa.

-Tenían un plan de inversión 2018-2022. ¿Ha cambiado algo la pandemia?

-Lo reevaluamos, pero tanto las inversiones ya acometidas como las que estaban previstas siempre se habían pensado a medio plazo. No tendría sentido abandonarlas. De hecho en el 2020 ya habremos hecho todas las inversiones que pretendíamos hacer hasta el 2022.

-¿Invirtieron los 45 millones?

-Sí, y más de 45. Hemos dado pasos y demostrado que hay voluntad de crear un grupo empresarial importante. Estamos muy concentrados en Galicia, y algunas de nuestras empresas tienen presencia en Madrid y también en otros sitios de España. Pero el grueso de nuestra inversión se centra en Galicia, que es lo que Amador siempre quiso hacer. Galicia ofrece muchísimas oportunidades. Parte de nuestra responsabilidad social es reinvertir aquí. Hay cosas por hacer sin necesidad de irse.

-¿Esta crisis será igual de profunda que la anterior?

-Cada sector tendrá su propia evolución. Si al final mucha población se ve afectada y se produce una gran destrucción de empleo, eso, de una forma o de otra, nos afectará a todos. Si la gente no recupera su poder adquisitivo será una bola de nieve que nos arrollará a todos. Todos tenemos que intentar colaborar en ese mantenimiento y recuperación del empleo si queremos evitar que nos alcance esa bola.

-¿Lo están intentando?

-Sí, pero este es un tema global. Cada uno toma sus decisiones. Si uno a uno nos retraemos, provocaremos una contracción muy fuerte en la economía. Entendemos que hay que dar un paso adelante e intentar mantener los proyectos, e incluso emprender otros nuevos para poner nuestro granito de arena en la recuperación.

-Han invertido en dos compañías tecnológicas, Nuubo y Oncomatryx. ¿Por qué?

-Tienen dos componentes: creemos que serán inversiones rentables y, además, tienen un valor social muy importante para la familia, que es su aporte a la investigación en las áreas en las que operan.

«En construcción entendemos que se pueden hacer las cosas de manera sostenible»

Una de sus compañías emblemáticas es Abeconsa, constructora y promotora.

-Ustedes dicen de este proyecto que son personas construyendo para personas. En general, no siempre a las constructoras y promotoras se las mira bien...

-Por la crisis que hubo, quien más y quien menos conoce a alguien que ha tenido algún problema. Nosotros creemos que las cosas se pueden hacer de manera sostenible. Desarrollamos promociones y los que las venden son miembros del equipo de Abeconsa. No creamos sociedades para cada promoción. Avalamos todas las cantidades que entregan los clientes, cosa a la que, por cierto, la ley obliga desde hace tiempo, pero que no siempre se cumplía. El que compra una vivienda en Abeconsa no arriesga ni un solo euro respecto a lo que pueda pasar. Creemos que se pueden hacer las cosas bien.

-Es importante poder mirar a la gente a la cara.

-Entendemos que a todos nuestros clientes les podemos mirar a la cara, y entendemos que no solo no engañamos a nadie, sino que nadie tiene que verse perjudicado por circunstancias ajenas que pudieran pasarle a cualquiera. ¿Con los recursos que tenemos podríamos pensar en una Abeconsa diez veces mayor? Sí, pero no podríamos garantizar que siempre cumpliríamos con nuestras obligaciones.

-Otra inversión: Gráficas Salnés

-Pasó de ser una empresa de artes gráficas a una industria en el estricto sentido de la palabra. Nos la vendieron sus empleados, que buscaban un inversor para desarrollar un plan de negocio muy atractivo. Su sede está en Cambados, desde donde fabrican embalajes de cartón que llegan a todos los continentes.

-Sector gasolineras.

-Tenemos una en Cee y en breve dispondremos de licencia para construir otra en Santiago.

-Residencias de mayores.

-Es un proyecto muy importante. Estamos finalizando las obras de la primera, que abriremos en Santiago. Creo que a final de año tendremos otra abierta en el entorno de A Coruña. Las gestionará Raiola. Será un modelo de atención centrado en la persona, que encontrará continuidad de su vida cotidiana. Aunque el centro acoja a 200 personas estará estructurado en unidades de convivencia de quince o veinte personas que son los que conviven. Está demostrado que el bienestar aumenta cuando los mayores viven en entornos reducidos.