Ribera baraja un precio eléctrico fijo como escudo frente a un mercado al alza

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Javier Lizón

Los consumidores de tarifa regulada pagaban un recibo estable hasta el 2013

12 ago 2021 . Actualizado a las 19:00 h.

Al décimo segundo día de un agosto de escándalo, compareció la ministra. La titular de Transición Ecológica, Teresa Ribera, con las competencias de política energética en sus manos, concedió este jueves una entrevista a una cadena nacional de radio para responder a la pregunta que se hace todo el mundo: ¿qué va a hacer el Gobierno ante la sucesión de precios históricos que está registrando el mercado de electricidad al por mayor? Y avanzó que están barajando hacer lo mismo que otros países: establecer un precio fijo de la energía eléctrica para los consumidores del mercado regulado y desvincular su factura de la evolución diaria del mercado mayorista. Una propuesta lanzada la víspera por la patronal del sector eléctrico, Aelec, y que no sería nueva en absoluto en España. De hecho, se aplicó hasta finales del 2013. Entonces, la tarifa era la misma durante tres meses seguidos y se actualizaba con esa misma periodicidad en una subasta, en la que resultaban unos precios que indirectamente miraban de reojo las cotizaciones que arrojaban los mercados. El ministro de Industria de la época, José Manuel Soria, decidió suprimir aquellas subastas porque sospechó de amaños en la última. Decidió entonces que, ya que había un mercado mayorista, que peca de una volatilidad extrema -cada hora vale distinto-, pues que la tarifa regulada quedase directamente vinculada a lo que en él ocurriera. Cuando el mercado está barato -como en el 2020-, estupendo; cuando está por las nubes, como este año, polémica al canto.

Contra el discurso de las grandes compañías, tanto el Gobierno, como los principales expertos del sector y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia insisten en que la tarifa regulada actual, aunque inestable como ella sola, es la más barata que se puede encontrar. Lo recordó la ministra en la entrevista radiofónica, en la que resaltó que el consumidor ha disfrutado de un «ahorro sistemático» desde el 2013 frente al mercado libre, pero que si la electricidad al por mayor sigue en sus trece alcistas fijarán un «tramo fijo» más caro que protegerá de los vaivenes alcistas, que se prevén continúen a medio plazo.

Las tarifas de mercado libre estables que las compañías están empeñadas en colocar a los consumidores -y que están consiguiendo a base de no facilitar toda la información- son siempre más caras que la regulada, porque esa seguridad de cuánto se va a pagar cada mes implica abonar una prima y también por el margen de comercialización. En el caso de la tarifa vigilada por el Gobierno, el beneficio que obtiene la comercializadora por cada contrato está pautado en el Boletín Oficial del Estado. En el mercado libre, el margen también lo es.

Ribera no ha dado más detalles de cómo será esa tarifa fija.

En todo caso, aunque las compañías tratan de fomentar los contratos en mercado libre alegando que estos no están afectados por los incrementos de precios en el mercado, en realidad no es así. Porque cuando toque renovar contrato -suelen durar un año-, el precio de la energía se actualizará en función de la cotización del megavatio hora y eso lo determina el mismo mercado ahora incandescente.

Tirón de orejas a Bruselas

La ministra defendió que el Gobierno ha adoptado ya medidas inmediatas para intentar reducir la factura eléctrica doméstica, como la rebaja del IVA, o la suspensión del impuesto a la generación, que se han quedado obsoletas. También recordó que están tramitando de forma urgente dos decretos para crear dos instrumentos que consolidarán una rebaja de la factura, ya que traspasarán a las compañías costes regulados que se pagan en ella.

Pero la reforma de verdad, la del mercado mayorista, aclaró Ribera, depende de Bruselas, que no quiere hacerla. El Gobierno había solicitado cambiar el sistema marginalista de fijación de precios, según el cual la tecnología más cara es la que determina el precio final de la electricidad. La Comisión Europea defiende ese modelo porque es más «cómodo y sencillo», según Ribera, quien lo calificó como «obsoleto y desfasado». La ministra reprochó a Bruselas que no intervenga ni en eso ni en el mercado de emisiones de CO2, causante, junto a las cotizaciones del gas natural, de los elevados precios eléctricos.

Empresa hidráulica pública

También afeó a las autoridades comunitarias que permitan que tecnologías baratas, como las centrales hidráulicas, puedan realizar ofertas interiorizando el coste de oportunidad de los ciclos combinados de gas, que tienen que adquirir ese combustible más los derechos de emisión. «Saben más o menos a qué precio va a estar el CO2 y gas y ofertan a ese precio», reprochó. «Es legal, pero queremos quebrarlo», subrayó. Las hidráulicas están marcando estos días la mitad de las horas del día, y entre ellas, las más caras. En ese sentido, Teresa Ribera abrió la puerta también a crear una empresa pública que asuma las centrales hidráulicas a medida que vayan caducando las concesiones con las compañías.

Mientras, Unidas Podemos amenaza con manifestarse contra la subida de la electricidad. «Esto no se resuelve en la calle, el desafío es encontrar soluciones», opinó Ribera.

Seguir en el regulado y tener una tarifa estable es posible

El ministro José Manuel Soria fue un revolucionario. En diciembre del 2013 decidió eliminar las subastas trimestrales de electricidad que fijaban el precio de la energía de los consumidores de mercado regulado, ante sospechas de amaños para incrementar las tarifas.

Desde la primavera del 2014, la factura doméstica está vinculada directamente al mercado mayorista. Los hogares se empezaron a familiarizar así con unos precios volátiles, que cambian cada hora, cada día y cada mes. Pero se consideraba que era lo más razonable: que la electricidad reflejase los precios de mercado puro y duro.

Sin embargo, se dio una opción, que pervive aún hoy, de que los clientes de tarifa regulada pudiesen contratar un precio fijo sin necesidad de irse a un contrato en el mercado libre, en el que están más desprotegidos frente a las compañías eléctricas. El precio del kilovatio hora es estable durante un año. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia recomendó al Ministerio para la Transición Ecológica que suprimiese esa opción de precio fijo, en buena medida porque resulta algo más cara que la tarifa variable. El ministerio estaba tramitando su desaparición.

Como José Manuel Soria, Teresa Ribera es otra ministra revolucionaria. De momento mantiene el mercado mayorista como referencia del recibo doméstico, pero ha dado un vuelco a la estructura de costes con la implantación, el 1 de junio, de la discriminación horaria obligatoria para los consumidores. El día se divide en tres franjas (período valle, llano y punta) con las que es más importante a qué hora se consume más que cuánto.