José Antonio Redondo, conselleiro mayor del Consello de Contas: «Prefiero ser optimista»

ECONOMÍA

XOÁN A. SOLER

El catedrático de Economía se destapa como un artista del mazapán, capaz de hacer la Torre de Hércules o maravillar a sus nietos con todo tipo de figuras

28 jun 2025 . Actualizado a las 19:16 h.

Tiene voz de profesor, modulada seguramente por años de docencia; esa voz que tranquiliza, que pone luz con cuidado de no generar demasiadas sombras. José Antonio Redondo (Lugo, 1951), preside uno de los órganos capitales de Galicia: el Consello de Contas.

El Consello de Contas es una institución muy importante pero popularmente poco conocida.

—Nuestra actividad es muy importante porque rendimos cuentas al Parlamento, pero sí es verdad que muchas veces nuestros informes son de difícil lectura.Estamos haciendo un esfuerzo por buscar un reconocimiento social más amplio, siempre dentro de un ámbito de moderación. Preferimos que nuestros informes tengan repercusión a través del Parlamento.

—¿Cómo diría que están las cuentas de los organismos públicos?

—Se ha producido en los últimos años un gran avance. Es posible que no seamos muy famosos, pero somos muy respetados. Hoy en día, las instituciones se cuidan muy mucho de no rendir cuentas. Si un concello no rinde cuentas, no puede recibir subvenciones. El porcentaje de rendimiento de cuentas en Galicia está en el top nacional. Las administraciones pasaron de vernos como el ogro que viene a ver las cuentas, a un organismo que les ayuda a mejorar su actividad.

—Hace unos años parecía que había una tormenta de corrupción en las instituciones. ¿Amainó ya?

—Yo creo que sí. El Parlamento de Galicia fue pionero en dotar al Consello de Contas de una nueva ley para darnos competencias en prevención de la corrupción.

—Seguro que alguna vez, por la calle, nota ese poso de desconfianza entre la gente sobre el rigor con los fondos públicos.

—Cuando hay un daño, siempre quedan secuelas. A veces, difíciles de erradicar, pero a mí me da la impresión de que esa desafección se está paliando. Estamos viviendo unos tiempos de crisis tremendos y siempre tenemos que echarle la culpa a alguien. Los políticos son el refugio para depositar esa culpa. Pero hay muchos mecanismos para detectar comportamientos irregulares.

—¿Quién les da más trabajo, la Xunta, las diputaciones o los concellos?

—Yo creo que se portan todos relativamente bien. Tienen medios, sistemas de control... Pero tenemos que ser comprensivos. Hay 34 concellos que tienen menos de mil habitantes. Pedirles que tengan unos medios importantes de control, rendición... es pedirle peras al olmo.

pilar canicoba

—Acaban de concederles una medalla.

—Sí, el Parlamento de Galicia nos ha concedido la medalla de oro a las tres instituciones: el Valedor do Pobo el Consello de Cultura y nosotros. Es un orgullo y un reconocimiento. Yo noto que, cuando voy al Parlamento a presentar un informe, todos los partidos nos respetan.

—En lo que no van muy bien es en igualdad. Son todo hombres.

—Pero esto es algo coyuntural. Los consejeros se eligen a propuesta de los grupos parlamentarios y se dio una circunstancia por la que pasamos de mayoría de mujeres a absoluta mayoría de hombres. Tenemos que renovarnos en un plazo corto y volverán mujeres. Y a lo mejor hasta una conselleira mayor, que yo creo que sería bueno.

—¿Echa de menos la docencia?

—La docencia siempre se echa de menos. Yo empecé con poca vocación. Acabé la carrera en Santiago en 1975 y, de aquella, ser profesor era una valentía porque los alumnos éramos poco controlables. Pero luego uno le va cogiendo el gustillo. Creo que fui un profesor bien valorado y el mayor orgullo es encontrarme por la calle con exalumnos que te recuerdan con cariño.

—Usted que es economista, ¿cómo ve el futuro inmediato?

—Como economista, prefiero ser optimista. Siempre lo fui. Evitar el miedo es siempre un buen consejo. Hemos pasado de la crisis financiera, a la pandemia y ahora la guerra. Pero yo creo que la guerra de Ucrania es insostenible por mucho tiempo. Tendremos que pasar un período de restricciones, pero saldremos adelante. Eso sí, tendríamos que dejar las batallas políticas y arrimar el hombro todos, pero con lealtad.

—¿Celta o Dépor?

—Lugo. Aunque si tengo que responder a la pregunta le diré que mi padre era de A Coruña y toda la familia era del Deportivo. Así que me tira un poco. Pero me maravilla Aspas. Es increíble que un jugador de esa categoría no esté en la selección española. De hecho, casi me doy de baja.

—¿Qué le gusta hacer cuando dispone de tiempo?

—Me gusta mucho el cine. Iba mucho con mi padre y recuerdo que, de aquella, había siete cines en Lugo.

—Ya que habla de cine, ¿qué opina del incidente de Will Smith en los Oscar?

—No lo vi en directo pero luego me parecía casi una simulación, algo del show-bussines. Por una parte uno tiene que controlarse, sobre todo si te van a dar un Oscar. Pero por otra, el humor que no respeta a los débiles... El humor también tiene que ser respetuoso. Ninguna de las dos partes estuvo muy afortunada.

—Cuando era pequeño, ¿qué quería ser de mayor?

—Me gustaba mucho la medicina, pero a los 11 años tuve un problema grave: me afectó la poliomielitis. Eso condicionó mi vida. Tuve que empezar a andar de nuevo; pasé en casa encerrado medio año y salí poco a poco con el sufrimiento de mis padres. Tuve que ir tantas veces al médico que me alejó de esa vocación. Así que hice Económicas en Santiago contra la voluntad de mis padres, especialmente mi madre, que solo comprendían que a Santiago se iba a ser abogado, médico o farmacéutico. Pero la convencí diciéndole que podía ser funcionario en la caja de ahorros y aquello la tranquilizó. Mire donde están ahora las cajas de ahorros.

—Dígame cuatro palabras sobre usted.

—Creo que soy reflexivo, optimista, trabajador, buen padre y buen marido.

—¿Cocina algo?

—Soy un especialista en hacer mazapán. Soy muy bueno, la verdad. No solo consiste en hacer la masa. Yo hago, desde la Torre de Hércules a muñecos para los niños. En la pandemia, recordando a mis abuelos, hice mis pinitos haciendo queso. Pero es muy laborioso.

—Una canción.

Madera de deriva, de Antonio Zambujo.

—¿Lo más importante en la vida?

—Para mí, la familia.