El mediador que logra cambiar el no por el sí a las renovables

José A. González COLPISA

ECONOMÍA

MARCOS CREO

Proyecto Eudemon busca conciliar a las partes involucradas en el despliegue de tecnologías como la solar y la eólica

25 may 2023 . Actualizado a las 22:21 h.

«Toda negociación comienza con un no». Esta es una de las máximas que todo el mundo conoce a la hora de realizar una transacción, llegar a un acuerdo o pactar un trato. Dos posiciones enfrentadas que con el paso del tiempo «es fascinante ver cómo evolucionan las posturas», asegura Jaume Moya, portavoz del Proyecto Eudemon. Este abogado y activista social está acostumbrado a recibir negativas a la hora de llamar a puertas, pero le gusta que se generen conflictos, porque, dice, «nacen soluciones»

En los últimos años, las desavenencias relacionadas con las energías renovables han cobrado protagonismo. Las seis palabras que Ricardo Sorogoyen, director de cine, pronunció sobre el escenario de los Goya 2023 aún resuenan: «Energía eólica sí, pero no así». A pesar de que «la gente cada vez es más consciente de la necesidad de la transición energética para frenar el cambio climático», señala Moya.

El apoyo a estas nuevas tecnologías cada vez es mayor, mientras que su rechazo, según los últimos barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), apenas llega al 5 %. Una animadversión que se dispara cuando el aerogenerador se ve desde la ventana del salón o el panel solar crece donde antes lo hacían las hortalizas del huerto familiar o, simplemente, «rompe la unidad paisajística», asegura Moya.

Conflictos que se han dado a lo largo y ancho de la península ibérica calentados por una fiebre renovable que se plasma en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Los objetivos de la Moncloa planteados ante Bruselas apuntan a la generación de 39 gigavatios de energía solar y medio centenar de eólica para el 2030, por ello los proyectos relacionados con estas tecnologías se acumulan en las oficinas de las Administraciones Públicas. «Es necesario transparencia, los vecinos no pueden enterarse del proyecto por el periódico», advierte Moya.

Sorogoyen en su denuncia pública y cinematográfica en As Bestas hablaba de una pequeña localidad gallega: Sabucedo. Allí la gente se opone a la construcción de cuatro parques eólicos, sentimiento de rechazo que se expande al mismo ritmo que se anuncian nuevas instalaciones en otros puntos del país. Así ha pasado en la sierra cántabra del Escudo con la instalación de un parque eólico en sus terrenos o en la asturiana comarca de Oscos-Eo. La fiebre inversora de los megaparques de energías renovables afecta a todo el mundo rural en España.

La llegada de esta tecnología a las comunidades locales a menudo suele ser con exigencias: La transición energética es urgente y no hay tiempo o, directamente, la expropiación. «Obviamente, esto genera rechazo y no se puede hacer así», destaca Moya.

Licencia social

Aunque cada proyecto y cada lugar tiene sus propias inquietudes e intereses, «hay temor y eso se ve», apunta el abogado de Eudemon. El equipo de esta iniciativa trabaja para acercar posturas entre los implicados. «Las grandes empresas ya no pueden actuar como antaño», apunta Moya. «Hace más de una década llegaban a un acuerdo con las corporaciones o grandes propietarios e instalaban sus plantas a través de expropiaciones, por ejemplo», apunta Moya. «Ahora, además de los temas burocráticos, también se necesita una licencia social», añade.

El despliegue de las renovables ya no se ha de negociar ni discutir en los despachos consistoriales, sino en la calle. «Ahora las empresas se dan cuenta de que además de cumplir con la legalidad, se debe citar lo que podríamos denominar la licencia social y que el entorno sea partícipe, esté informado en el proceso de instalación y pueda hacer aportaciones», explica Jaume Moya.

Para ello, su proyecto trabaja para presentar a toda la comunidad los planes de despliegue de energías renovables. «Tratamos de elaborar un código de buenas prácticas», añade. «Nos contactan empresas que puedan encontrar recelos en las localidades o las propias autoridades municipales que carezcan de infraestructuras para conseguir lograr estos acuerdos».

Una labor que comienza con el escaneo de agentes o asociaciones contrarias a la llegada de las renovables. «Las localizamos, las sentamos en una mesa y comienza el diálogo», detalla Moya. Un encuentro que sirve para explicar los beneficios de estas nuevas tecnologías.

Hasta ahora, gran parte del modelo de instalación de los parques se ha trazado de espaldas al territorio, sin contar con las demandas de democracia participativa y con las exigencias de alternativas para el desarrollo local como los cultivos, zona de pastoreo, paso de ganado o, simplemente, que el aerogenerador pueda ‘fastidiar' la foto idílica del pueblo. «Hay que dialogar, escuchar y ver las distintas sensibilidades que pueden ser muchas», destaca Moya. «Todavía se están haciendo cosas mal», apunta el portavoz de Eudemon. Aunque hay otras que sí lo han hecho bien.

Uno de ellos es Andévalo en Huelva. Allí una zona sin aprovechamiento se ha convertido en una instalación agrovoltaica donde conviven paneles solares, la apicultura y rebaños de ovejas. O un poco más al norte de Andalucía, en la vecina Extremadura. En Cáceres, el complejo fotovoltaico de Talayuela se ha integrado con el paisaje preservando la flora y la fauna del entorno. Todo ello unido a una política de formación local para el desempeño de empleo vinculado a la planta. «Hay que dialogar, escuchar y ver las distintas sensibilidades que pueden ser muchas», destaca Moya. Aunque, «hemos tenido noes y no se ha podido hacer nada, pero pocos. El diálogo no te hace perder el tiempo, se pierde más con la burocracia», apostilla».