Los hogares tiran del ahorro para amortizar sus deudas: 14.600 millones en 12 meses

Ana Balseiro
Ana Balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

Santi M. Amil

Los pagos hipotecarios anticipados aumentaron un 26 % en el último año

12 sep 2023 . Actualizado a las 08:03 h.

La pandemia disparó a niveles históricos el ahorro de los hogares españoles, como consecuencia de las restricciones impuestas para contener el virus, que redujeron a lo esencial el consumo de las familias. Eso disparó a un insólito 25,1 % de la renta bruta disponible la tasa de ahorro de los hogares en el segundo trimestre del 2020. Sin embargo, el de hacer hucha ha sido un camino de ida y vuelta, ya que el pasado año, con el regreso a la normalidad tras el covid y la espiral inflacionista que provocó, agudizada después por la invasión rusa de Ucrania, el colchón del que disponían los hogares ha adelgazado a un ritmo vertiginoso, nunca visto en un decenio.

Según datos del Banco de España, el pasado julio las familias habían retirado 12.286 millones de euros de sus depósitos bancarios —en diferencia interanual, es decir, respecto a julio del 2022—, la cifra más abultada desde octubre del 2012. Entre enero y julio, el bocado de los ahorros que salió de las entidades financieras se elevó hasta los 18.648 millones, es decir, el 1,89 % de los depósitos bancarios que había a comienzos de año. Y todo apunta a que la cifra seguirá subiendo en los próximos meses.

Esa tendencia a tirar de los ahorros se explica por varios motivos. Uno de ellos es el de hacer frente a la espiral alcista de los precios, seguido del encarecimiento de los préstamos (tanto los nuevos como las hipotecas en vigor a tipo variable) como consecuencia de la subida de tipos que el Banco Central Europeo (BCE) aplica desde julio del pasado año para tratar de embridar la inflación, y ello, pese al peligro real de que la economía entre en recesión. Un tercer motivo está en la búsqueda de los hogares de alternativas de inversión más rentables que la escasa remuneración que la banca les ofrece por los depósitos a plazo.

Cabe recordar que aunque el interés oficial está ahora en el 4,25 % —a la espera de que en los próximos días el BCE decida pausar o continuar subiéndolo—, la rentabilidad que la banca española paga de media a los hogares por los depósitos a plazo apenas ha crecido hasta el 2,36 %, a mucha distancia de los tipos superiores al 4 % que ofrecen entidades financieras europeas, como es el caso de las italianas. Y hay que matizar, además, que alrededor del 90 % del dinero de las familias no está en depósitos sino en cuentas a la vista, todavía con una remuneración menor (del 0,12 % en junio).

Esto explica, según señalan fuentes del sector financiero consultadas por La Voz, que, además de sacar sus ahorros para invertirlos en otros productos más atractivos —ya sean fondos o deuda pública— con los que aliviar el zarpazo de la inflación, los usen igualmente «para amortizar deudas y así mejorar su situación financiera», minimizando el riesgo futuro de sufrir todavía una asfixia mayor.

Aliviar la presión de la hipoteca

Las mismas fuentes destacan que, el peso de las hipotecas variables en el stock (suponen el 70,5 % del total) sumado a la escalada de los tipos, que no dejan de encarecer las mensualidades, ha provocado que muchas familias destinen su ahorro a rebajar dicha presión. «En el último año, la amortización ha aumentado un 26 %, lo que supone 14.600 millones de euros, equivalentes al 2,8 % del saldo hipotecario», apuntan, para añadir que entre enero y julio, el importe de las amortizaciones fue 7.000 millones superior al del mismo período del año anterior.

El objetivo es aligerar su deuda, ya sea pagando un recibo mensual menor o acortando el plazo de devolución de la hipoteca. Y es que no en vano las familias han visto cómo su cuota mensual no ha dejado de encarecerse desde que el euríbor comenzó su rali, puesto que el pasado agosto fue el primer respiro mínimo en 20 meses, al cerrar el índice en el 4,07 %.

También con el mismo fin de aliviar su bolsillo en un momento en el que la inflación ha erosionado —y continúa haciéndolo— el ahorro de los hogares, los clientes de los bancos llevan meses sacando el dinero depositado y buscándole alternativas que aúnen seguridad y rentabilidad. Eso explica las insólitas colas de pequeños ahorradores que en invierno se registraron ante las sedes del Banco de España para adquirir deuda pública: de enero a mayo las familias compraron 13.500 millones, alcanzando una inversión de 16.766 millones, récord de la serie, que comienza en el 2022.

Las Letras del Tesoro —emisiones a corto plazo y con una rentabilidad que hace una semana, en la última subasta, tocó techo en el 3,7 %— han sido el refugio preferido, ante la lentitud del sistema financiero, que se resiste a incrementar la remuneración de los ahorros. 

Alternativas de inversión

Fuentes financieras subrayan, sin embargo, que hay vida más allá de los depósitos y que las familias están canalizando su ahorro a otros productos que ofrecen rentabilidades «interesantes», como los fondos de inversión domiciliados en España. Hasta julio acumularon 15.000 millones de euros, algo más del doble que en el 2022 y el mejor dato desde el 2015.

De pedir crédito para salir de vacaciones a financiar la cuesta de septiembre

El efecto carcoma que la inflación ha provocado en los ahorros de los hogares ha obligado a las familias a recurrir cada vez más al crédito al consumo para afrontar sus gastos. Es lo que reflejan las estadísticas del Banco de España, confirmando que este tipo de financiación (a un tipo de interés más elevado) ha ido ganando terreno desde principios de año, en pleno cierre del grifo de la financiación.

En concreto, el crédito al consumo se incrementó un 3,7 % en junio respecto al mismo mes del año anterior, dos décimas más que el aumento interanual registrado en mayo. En total, las entidades concedieron 97.061 millones en este tipo de préstamos a los hogares, lo que implica 2.150 millones más que en febrero, cuando este crédito empezó a repuntar con fuerza.

Y es que casi nadie ha querido renunciar a las vacaciones, aunque fueran las más caras de la historia y tuvieran que ser endeudándose. Es la conclusión de Cofidis, ya que, según su Observatorio de Economía y Sostenibilidad en el Hogar, ocho de cada diez no quisieron prescindir de ellas, «a pesar de que a casi a la mitad de los hogares la inflación les ha supuesto cambios significativos en su estilo de vida». En concreto, un tercio del total han tenido que modificar aspectos importantes y el 12 % no pueden mantener su estilo de vida anterior.

A los préstamos para el verano le sigue ahora la financiación para la empinada cuesta de septiembre, con una cara vuelta al cole. Un ejemplo es la fuerza con la que se ha vuelto a recurrir a las tarjetas revolving, que tantos quebraderos de cabeza judiciales generaron por sus intereses abusivos. Sin embargo, en lo que va de año, su uso ha crecido un 2 %, hasta los 11.700 millones el nivel máximo desde diciembre del 2019.