El año de las letras del Tesoro: las familias devoran un récord de 21.000 millones

Clara Alba MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

Carlos Luján

Los expertos apuntan que su rentabilidad seguirá siendo alta durante la primera mitad del 2024

17 dic 2023 . Actualizado a las 18:20 h.

Auténtico furor. Es lo que se ha vivido todo este año por las emisiones de letras del Tesoro, que han dejado de ser una opción reservada hasta hace muy poco a bancos e inversores extranjeros para convertirse en la auténtica estrella de las carteras de las familias españolas. La voracidad con la que los particulares han devorado este tipo de deuda a corto plazo se intensificó a finales del 2022, cuando las subidas de los tipos de interés iniciadas en julio por el Banco Central Europeo (BCE) animaron a muchos a apostar por estos activos ante la falta de alternativas para el ahorro que, además de seguras, fueran también rentables. Mes a mes, cada subasta del organismo dependiente del Ministerio de Economía ofrecía mayor rentabilidad que la anterior. Y las colas en el Banco de España para no quedarse fuera de un negocio redondo eran cada día más largas. Tanto, que el supervisor obligó a solicitar cita previa para su servicio de Cuentas. Las cifras hablan por sí solas. Según las estadísticas del Tesoro, las familias contaban con 16 millones de euros invertidos en letras a principios del 2022. Esa inversión ha alcanzado los 21.352 millones de euros a cierre de septiembre, último dato disponible en las estadísticas. Esto implica que las familias copan ya el 30% de las letras emitidas (tres de cada diez euros), convirtiéndose en el principal tenedor, por encima incluso de los bancos y de los inversores internacionales, que tradicionalmente ocupaban esta posición. De hecho, las entidades financieras han reducido del 18% al 15% su peso en este mercado en el 2023, con un bajón mucho más pronunciado entre los no residentes, que han pasado del 56% al 26%.

A día de hoy, las referencias a tres y seis meses son las que ofrecen los mayores intereses, un 3,62%, frente al 3,51% de las letras a 9 meses en la última subasta del año celebrada esta semana y el 3,32% de los títulos a un año. En todos los casos, son rendimientos que superan las remuneraciones de los depósitos a plazo de los bancos que, pese a la reciente mejora, siguen reticentes a trasladar por completo la subida de los tipos de interés a estos productos.

Según el Banco de España, las entidades pagan ahora una media del 2,44% por sus depósitos a un año, pero no fue hasta marzo del 2023 cuando pasaron la barrera del 1%, mientras que las letras al mismo plazo ya daban por entonces rendimientos de más del 3%. A partir de junio, batían incluso a la inflación, algo clave para calcular la rentabilidad real de las inversiones.

Joaquín Robles, analista de XTB, explica que los bancos no se han esforzado en retener el interés de sus clientes con mejores depósitos por «el bajo dinamismo del inversor español, que a pesar del fuerte repunte de la inflación -y su impacto negativo sobre el poder adquisitivo- ha continuado con sus ahorros en cuentas corrientes». Y es que, a pesar de que los datos del supervisor indican que las familias han retirado 28.500 millones de depósitos bancarios este año, esos productos y el efectivo siguen copando la mayor parte del ahorro financiero de las familias. «Al no sufrir retiradas masivas, los bancos han mantenido bajas las rentabilidades, mientras que los inversores más dinámicos buscan alternativas y la deuda pública es la que mejor rentabilidad ofrece», añade Robles.

El impacto del Banco Central Europeo

Más allá de los rendimientos obtenidos, los expertos valoran muy positivamente que muchos hogares hayan aprendido que mantener el dinero en cuentas de ahorro o en depósitos a plazo no es la mejor opción. «Los inversores nacionales han puesto siempre sus miras en el ladrillo y los depósitos, pero la orfandad de esta última vía de rentabilidad ha abierto las puertas a nuevos tipos de activos», indica Pedro del Pozo, director de inversiones en Mutualidad de la Abogacía. Por eso, considera que la tendencia de compras continuará en el 2024. «Las letras son productos de baja complejidad y alta seguridad, lo que las sitúa en primera línea de elección, especialmente para inversores conservadores o para completar carteras diversificadas», añade. Todo a pesar de que lo más probable es que las rentabilidades de las subastas vayan bajando a medida que se confirmen los recortes de tipos de interés por parte del BCE. Pese a ello, los expertos insisten en que «las letras seguirán ofreciendo rentabilidades muy interesantes en el 2024, especialmente durante la primera mitad del año», ya que ahora parece menos probable que antes una guerra de depósitos en la banca.

Mayor coste para el Estado

La mayor rentabilidad que los inversores han logrado comprando este año letras del Tesoro tiene también una cara B, que se ha traducido en un mayor coste de financiación para el Tesoro. El organismo celebró esta semana su última subasta de letras, con la que finalizó el programa de financiación del 2023. Según los datos de ese programa, la emisión neta total ha ascendido a 65.000 millones de euros este año, 5.000 millones menos de lo previsto inicialmente por el Gobierno gracias, en parte, a la buena marcha de la economía.

Pero el apetito inversor no ha evitado que el coste por emitir deuda crezca en un entorno de tipos de interés al alza. En total, el coste medio de la deuda en circulación se ha situado en el 2,09% este año, 36 puntos básicos más que el pasado. Es cierto que el dato podría haber sido incluso superior, en un período en el que el BCE ha subido los tipos de interés en 450 puntos básicos desde julio del 2022. Pero, por otro lado, el coste de la deuda emitida este año se ha situado en el 3,4%, un nivel aún contenido pero que implica máximos desde el 2011. Pese a ello, el Tesoro sí ha realizado un gran esfuerzo para mantener la vida media de la deuda en el entorno de los 8 años -actualmente se sitúa ligeramente por debajo- algo que ha permitido suavizar el efecto del alza de tipos y reducir los riesgos de refinanciación.

Según el plan presupuestario remitido por el Gobierno a Bruselas, el gasto por intereses de la deuda pública superará los 39.000 millones de euros en 2024, casi un 10% por encima de la cifra prevista para este año.