Las empresas gallegas muestran su preocupación por los aranceles de Trump: «Es un grave error que perjudica a europeos y a estadounidenses»

B. Couce / M. Sío Dopeso / E. Abuín / S. Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Martina Miser

Sectores productivos como el del metal advierten de las consecuencias de la que califican como la «tasa arancelaria más alta en un siglo»

04 abr 2025 . Actualizado a las 11:42 h.

Los sectores productivos gallegos contienen el aliento después de que Donald Trump diera el pistoletazo de salida a una guerra arancelaria que, a ojos de los expertos, acabará arrastrando a las empresas de los dos lados del Atlántico a un terremoto económico de magnitudes todavía impredecibles. «Un error grave que va a perjudicar tanto a los europeos como a los estadounidenses», así describía ayer la nueva política arancelaria el director general de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), Mauricio García de Quevedo. Los empresarios del sector de la alimentación ya han trasladado al Ejecutivo de Pedro Sánchez y al de la Unión Europea la necesidad de responder de forma contundente y rápida para forzar con la Casa Blanca una negociación que permita regresar lo antes posible a las anteriores reglas comerciales. En la misma línea se mueve la Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (Asoliva), que asegura que la medida «supone una importante distorsión del mercado internacional en detrimento de los mercados europeos, especialmente del español y el del aceite de oliva, para el que el mercado americano es clave, con la exportación de 180.000 toneladas anuales».

Pero dentro del sector agroalimentario el más afectado en Galicia será el vino, sobre todo los caldos de la denominación de origen Rías Baixas, que durante la última campaña exportó más de 2,5 millones de litros a tierras americanas. «Lo que habrá que hacer es trabajar más para defender y comunicar mejor la calidad de nuestros vinos, así como la garantía que supone que estos lleven la etiqueta de Rías Baixas. Debemos acercarnos más a los consumidores para explicarles que no somos responsables de esta subida de precios, porque es ajena a nuestros intereses», resumen fuentes de la denominación de origen Rías Baixas.

El mar pide rapidez

En el mar gallego también se ha dejado sentir el terremoto. «Esta medida no responde a un reposicionamiento competitivo de Estados Unidos, sino que se trata de un proteccionismo generalizado, que no parece derivarse de un análisis detallado de sus sectores productivos. Por tanto, esperamos que pueda ser objeto de revisión y ajuste en un futuro próximo», advertía el secretario general de Anfaco-Cecopesca, Roberto Alonso, que ayer participó en la reunión convocada por el presidente del Gobierno con los principales segmentos económicos afectados por la nueva deriva americana. En este sentido, Alonso valoró positivamente este primer paso por parte del Ejecutivo: «Pero es fundamental que las medidas anunciadas se concreten con rapidez y se articulen de forma eficaz, contando con la colaboración activa de las organizaciones representativas del sector».

Preocupación del metal

No es el sector agroalimentario el único que tendrá que plear duro en la guerra comercial que ha abierto Trump. También el metal gallego observa con temor los anuncios que salen del Despacho Oval. «Vemos con absoluta preocupación os novos aranceis que impón a Administración Trump, pero temos esperanzas de que triúnfe o diálogo que debe existir entre a Unión Europea e os Estados Unidos», aseguraba ayer Enrique Mallón, secretario general de la patronal gallega del metal, Asime.

Pero el metal se aferra a la esperanza y espera que en las próximas semanas los peores augurios queden suavizados por un eventual acuerdo a este y el otro lado del Atlántico: «Confiamos en que nas próximas semanas ou meses isto se corrixa». Y es que, advierte el secretario general de Asime, no es acertado imponer aranceles a un mercado global «e especialmente nun momento no que hai tensións xeopolíticas de máxima relevancia». La entidad subraya que el gravamen universal del 10 %, que entra en vigor este sábado, y los recíprocos, con un 20 % para la UE a partir del 9 de abril, suponen la tasa arancelaria más alta en más de un siglo. Por eso, la receta por la que apuesta Asime para el metal gallego pasa por que las empresas intensifiquen su presencia en mercados en los que ya tienen negocios y por la apertura de otros nuevos: «O noso sector é netamente exportador».

La Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid) también pidió a Bruselas una reacción «firme y coordinada», implementando medidas que protejan el comercio justo y la competitividad de su sector. Pero también ha instado a las autoridades a la activación inmediata de las negociaciones con la Administración de Trump para encontrar una «solución permanente» que evite una escalada en la guerra comercial.

Automoción

Ese comercio abierto es el que también demandaron desde el Clúster de Automoción de Galicia (Ceaga): «La automoción gallega siempre ha destacado por su carácter exportador, por lo que reiteramos nuestra preocupación por las posibles repercusiones para nuestra industria, ya que EE.UU. se encuentra en el top diez de los principales destinos de exportación», advierten.