Musk abandona el Gobierno Trump «decepcionado» con la política fiscal del republicano

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

Aaron Schwartz / POOL | EFE

Deja la Casa Blanca tras despedir a 250.000 personas en 130 días

30 may 2025 . Actualizado a las 08:20 h.

La historia de amor entre el presidente americano, Donald Trump, y el polémico magnate Elon Musk, se ha terminado en un tiempo récord. Después de 130 días al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) —el organismo que el republicano creó nada más aterrizar en el despacho oval con el objetivo de adelgazar el gasto federal de Estados Unidos— Musk anunció ayer que pone fin a su incursión en política. Desde la Casa Blanca confirmaron que su salida se hizo efectiva en la noche del miércoles.

La comunicación, como es habitual, llegó a través de su perfil en la red social X: «Ahora que mi tiempo programado como empleado gubernamental especial llega a su fin, quiero dar las gracias al presidente Donald Trump por la oportunidad de reducir el gasto despilfarrador», escribió Musk.

Aunque el hombre más rico del mundo anunció su dimisión, lo cierto es que su salida estaba prevista, porque su labor al frente del DOGE tenía fecha límite. Pese a su último mensaje de agradecimiento a Trump, lejos quedan los halagos cruzados con el imprevisible político y la confianza ciega de Musk, que —hace tan solo cinco meses— sostenía que el presidente nunca se equivocaba. En el avance de una entrevista que se emitirá el domingo en la cadena CBS, Musk dijo irse «decepcionado» porque los Presupuestos del republicano, lejos de contener el mastodóntico déficit de EE.UU., lo dispararán.

Musk expresó su «decepción» con las cuentas presentados solo un día después de que los republicanos las presentaran en el Congreso, con el apoyo de Trump. Para el consejero delegado de Tesla, esos presupuestos, que entre otras cosas aumentan el gasto en defensa, añadirán 2,3 billones de dólares en la próxima década al déficit ya existente, si logran salir adelante en el Senado.

Objetivo de recorte incumplido

Haciendo honor a su fama de polémico, le lanzó una pulla al presidente, aseverando que su megaproyecto fiscal y presupuestario echaba por tierra el trabajo de recorte de gastos que él tenía encomendado y que pasaba por reducir el déficit federal en dos billones de dólares.

Esa cifra fue la que se prometió durante la campaña, aunque finalmente acabó rebajándose a la mitad. Sin embargo, Musk se va del DOGE sin haber logrado su objetivo, pues el déficit ha seguido aumentando tras su llegada a Washington.

Y ello a pesar de que llegó con la motosierra bajo el brazo. Sus polémicas decisiones, invadiendo incluso competencias del Congreso, como determinaron los tribunales, acabaron reduciendo en 250.000 personas la plantilla federal, entre despidos y dimisiones. También cifró el ahorro —anque no puede confirmarse— en 175.000 millones de dólares

El trabajo del Departamento de Eficiencia quedará ahora en manos del director de la oficina de presupuesto, el ultraconservador Russell Vought. En X, Musk dijo estar convencido de que «la misión del DOGE no hará más que reforzarse con el tiempo, a medida que se convierta en una forma de vida en todo el Gobierno».

Una aventura que se comió el 71 % de los beneficios de Tesla hasta marzo

El romance entre Musk y Trump arrancó inmediatamente después del intento de magnicidio del segundo en campaña. El dueño de Tesla se convirtió en el mayor donante individual del republicano, con aportaciones por 250 millones de dólares, además de su gran apoyo en los actos. Así se forjó una relación que pasó de una ferviente admiración mutua a un divorcio gélido. Y el dinero ha sido la causa.

Por un lado, las radicales medidas del sudafricano para recortar el gasto en la Administración fueron erosionando la relación con Trump y otros miembros del gabinete, que criticaban sus decisiones unilaterales y sin consulta previa. Esto se sumó a la frustración de Musk por las trabas a sus ansias de ajuste que, además, provocaron una campaña global contra sus coches eléctricos.

Cabe recordar que numerosos famosos usaron las redes sociales para mostrar cómo se deshacían de sus Tesla, como gesto de rechazo a los recortes de Musk. El golpe a las ventas fue tan intenso que Trump llegó a convertir los jardines de la Casa Blanca en una concesionario de Tesla, elogiando los coches de su colaborador, anunciando que él se compraría uno y animando a los estadounidenses a hacer lo mismo.

No sirvió de nada. Además del brutal golpe en bolsa, la aventura política de Musk se comió el 71 % de los beneficios de Tesla en el primer trimestre. Ahora el magnate vuelve a centrarse en lo que mejor se le da: sus negocios.