El BCE ancla los tipos de interés en el 2%

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Alex Grimm | REUTERS

Los vaivenes comerciales de Trump, la desaceleración de Alemania y la crisis política en Francia alimentan un cóctel de difícil digestión

11 sep 2025 . Actualizado a las 18:17 h.

El Banco Central Europeo (BCE) no mueve ficha. El organismo comandado por Christine Lagarde ha optado por congelar el tipo de interés de los depósitos -el de referencia- en el 2%, el mismo umbral en el que reposa desde el pasado 11 de junio en vista de la incertidumbre en la que navegan las principales economías del euro. 

La decisión no ha sorprendido a los analistas, quienes descontaban este movimiento. Y es que, a pesar de la desaceleración generalizada del crecimiento en la eurozona, y muy especialmente la de su gran potencia, Alemania, lo cierto es que la inflación no entra en vereda, y mantiene sendas muy distintas dentro del propio bloque, dificultando la política monetaria del BCE. A pesar de todo, para Lagarde, «el proceso desinflacionario ha concluido». No habrá grandes movimientos si el contexto no cambia porque la inflación general se situará, calcula, en el 2,1% este año y el 1,7% el próximo. 

En el mes de julio, el último para el que Eurostat tiene datos completos de los Veintisiete, solo seis países experimentaron repuntes por debajo del umbral de seguridad del 2%. Y en el mes de agosto, en casi todos ellos han vuelto a subir los precios, incluido Alemania (2,1%). Sin embargo, la segunda y la tercera mayor economía del euro -Francia e Italia- empiezan a acusar el bajo crecimiento del PIB: los precios allí se desinflan y la inflación se sitúa en el 0,8 y 1,7%, respectivamente.

El sur crece, el norte decrece

Estas sendas reflejan estados de salud y modelos productivos muy dispares dentro del euro. Algo de lo que dan buena cuenta las cifras de producto interior bruto (PIB). En el último trimestre (de abril a junio) España, Grecia y Portugal crecieron un 0,7, 0,6 y un 0,6%, respectivamente. En la cola de la tabla, Italia, Alemania y Finlandia han registrado contracciones del 0,1, 0,3 y 0,4%. Y las perspectivas a medio plazo no son nada alentadoras. A pesar de que el BCE ha revisado al alza el PIB para el 2025 del 0,9 al 1,2%, gracias a un primer trimestre más dinámico en el que las empresas se anticiparon a los aranceles de Trump, lo cierto es que el crecimiento se ralentizará en la segunda mitad del 2025: «Se estima que las subidas de los aranceles, la apreciación del euro y el aumento de la competencia a nivel mundial frenarán el crecimiento durante el resto del año», señala el organismo, que también ha rebajado del 1,3 al 1% las previsiones de crecimiento de la zona euro para el 2026.

Francia está inmersa en una crisis política que amenaza con bloquear un primer programa de recortes de 44.000 millones de euros que necesita acometer para alejar una potencial crisis de deuda. El país galo, cuya productividad se ha estancado, tiene comprometido el 113% de su PIB anual y está pagando intereses por la deuda a diez años más altos que los de España o Grecia. El cóctel de deuda pública alta y elevados tipos de interés para financiarse podría resultar explosivo en un momento en el que los países europeos, también Francia, necesitan expandir el gasto e inversiones en defensa.  

«Los mercados de deuda soberana funcionan de forma ordenada», manifestó Lagarde para tratar de templar los ánimos. Nadie, y mucho menos Fráncfort, quiere agitar de nuevo los mercados invocando «el trauma de Grecia». No obstante, la francesa dejó un aviso a sus compatriotas: «Los Gobiernos deberían priorizar reformas estructurales e inversiones estratégicas que impulsen el crecimiento, asegurando al mismo tiempo la sostenibilidad de las finanzas públicas». 

Las cosas no van mucho mejor en Alemania, donde las fábricas siguen de capa caída. «Más de seis años después del inicio de la pandemia, la producción industrial alemana se encuentra aún más de un 10% por debajo del nivel prepandémico», señalan desde ING, muestra de la debilidad estructural de su modelo frente a la sobrecapacidad china y la competitividad de sus rivales estadounidenses. «La trayectoria de la economía y la industria alemanas se verá especialmente afectada por el comercio, el tipo de cambio y el estímulo fiscal», señalan sus analistas. La rebaja de tipos del BCE podría ayudar a engrasar la maquinaria exportadora -un euro más débil abarata las compras en otras divisas como el dólar-, pero también encarecería las compras de energía para sus industrias -hay que abonar más dólares para conseguir gas natural licuado (GNL), por ejemplo-.

Aranceles

No obstante, hay otro elemento que lastra cualquier esfuerzo por salir del estancamiento: las políticas comerciales de Donald Trump. El arancel del 15 % impuesto a las mercancías de la UE, afecta de lleno a Alemania, que envía a EE.UU. un 10% del total de exportaciones. «Los nuevos aranceles lastrarán claramente el crecimiento económico», apuntan desde el banco. 

Y lo cierto es que ya le están pasando factura a la locomotora europea: en el primer semestre del 2025, su superávit con EE.UU. se redujo casi un 13%. 

Euríbor

La quietud en la política monetaria del BCE se ha trasladado también al euríbor, el índice al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas en España, que ha bajado este jueves al 2,168%, y ya se sitúa este mes en una media del 2,172%, enfilando el cierre del año a la baja, siendo muy probable, según algunos operadores del mercado, que se ubique en el entorno del 1,8 o 1,9%. 

En la práctica, esto significa que las hipotecas vivas que tengan que revisarse por estas fechas volverán a abaratarse  -en septiembre del 2024, el euríbor alcanzó el 2.936%, casi un punto porcentual más-. 

También es una buena noticia para quienes están buscando un crédito para financiar la compa de una vivienda, con ofertas bancarias a intereses más asequibles.