Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt obtienen el Nobel de Economía
ECONOMÍA
La academia sueca destaca que han logrado explicar de dos maneras diferentes el papel desempeñado por la innovación en el crecimiento económico
13 oct 2025 . Actualizado a las 18:26 h.Los economistas Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt han sido galardonados con el Nobel de Economía del año 2025 que concede de la Academia de las Ciencias de Suecia «por haber explicado el crecimiento económico impulsado por la innovación». El premio, dotado con 11 millones de coronas suecas (cerca de un millón de euros), está fragmentado en dos mitades para reconocer también las dos aproximaciones realizadas por la ciencia económica al papel que desempeña el cambio tecnológico en el crecimiento.
En el caso del profesor Joel Mokyr, nacido en 1946 en el seno de una familia judía de los Países Bajos que sobrevivió al Holocausto, y nacionalizado israelí y estadounidense, su contribución se hizo desde la economía histórica «por haber identificado los prerrequisitos para un crecimiento sostenido a través del progreso tecnológico». Este profesor de la Universidad del Noroeste de Illinois, en EE.UU., usó fuentes históricas para revelar —apunta la Academia de Ciencias de Suecia— el motivo de que en los últimos siglos el crecimiento económico se convirtiera en la nueva norma, frente al estancamiento de períodos anteriores.
Así, demostró que antes de la revolución industrial, a menudo faltaban las explicaciones científicas sobre por qué una nueva innovación funcionaba de forma exitosa y, sin ese conocimiento, era difícil que los inventos se sucediesen los unos a los otros en un proceso con impulso propio. La concepción del conocimiento como algo acumulativo, unido al mercado integrado de las ideas que surgió en los países de Europa en el siglo XIX, contribuyeron a hacer de las innovaciones los motores de crecimiento.
La otra mitad del Nobel de Economía recayó en el francés Philippe Aghion, profesor en el parisino Collège de France y en la London School of Economics, y en su colaborador, el canadiense Peter Howitt, profesor de la estadounidense Universidad Brown, que desarrollaron la teoría del crecimiento sostenido a través de lo que se conoce como la destrucción creativa.
La historia del teléfono
La academia sueca señala que, en un artículo publicado en 1992, «construyeron un modelo matemático para la denominada destrucción creativa», que explica «un proceso interminable en el que productos nuevos y mejores reemplazan a los antiguos», provocando pérdidas al que se ancla en la versión más obsoleta. Para hacerlo más gráfico, en la explicación del premio se utilizó el ejemplo del teléfono, en el que cada nueva versión que salía al mercado dejaba desfasada la anterior, desde el teléfono de disco de principios del siglo XX hasta el smartphone de última generación, pasando por el teléfono de teclas, el inalámbrico y los primeros móviles.
Con estas innovaciones fueron emergiendo y desapareciendo empresas de referencia en el sector como Bell, Kodak, Motorola, Nokia o Blackberry hasta llegar al iPhone de Apple y las apuestas más recientes que incorporan el uso de la inteligencia artificial (IA), que parece llamada a cambiar la forma de innovar en todos los ámbitos de la economía para contribuir al crecimiento.
«El trabajo de los laureados muestra que el crecimiento económico no se puede dar por supuesto. Debemos apoyar los mecanismos que subyacen a la destrucción creativa para no volver a caer en el estancamiento», declaró John Hassler, presidente del Comité que otorga el Nobel de Economía.
El Nobel de Economía no forma parte del legado de Alfred Nobel, ya que fue establecido en 1968 por el Riksbanken, el banco central sueco, coincidiendo con el 300 aniversario de la entidad, aunque es otorgado desde entonces por la Real Academia Sueca de Ciencias según los mismos principios que los Premios Nobel otorgados desde 1901.
Desde su creación, ha sido otorgado en 57 ocasiones a 99 galardonados entre 1969 y el 2025. Fue concedido por primera vez en 1969, distinguiendo al noruego Ragnar Frisch y al holandés Jan Tinbergen, mientras que el premio del año pasado recayó en tres economistas —Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson— quienes estudiaron por qué algunos países son ricos y otros pobres y han documentado que las sociedades más libres y abiertas tienen mayores probabilidades de prosperar.