El PSOE comienza a cuestionar la estrategia de los equipos que dirigen la campaña de Sánchez

Tomás García Morán
Tomás G. Morán REDACCIÓN

ELECCIONES 23J

FERNANDO VILLAR | EFE

El Gabinete «monclovita» y dos empresarios que le asesoran desde fuera, en el ojo del huracán

15 jul 2023 . Actualizado a las 10:47 h.

Los diferentes satélites que orbitan alrededor del planeta Sánchez nunca se han llevado muy bien, pero desde el lunes se cruzan los reproches por el fiasco del cara a cara con Feijoo. Dirigentes del PSOE se han empezado a quejar, de momento en privado, sobre la estrategia de la campaña, y en concreto sobre la deficiente preparación del debate. Esta es la primera carrera electoral que no se ha planificado desde Ferraz, sino desde la Moncloa y sin ningún apoyo en las bases territoriales, y es inevitable que quienes más se han expuesto al núcleo radiactivo empiecen a estar chamuscados.

Desde la dirección del partido todas las miradas apuntan al jefe de gabinete, Óscar López, como el principal culpable del desastre. Su nombramiento para ese cargo, tras la caída del todopoderoso Iván Redondo hace ahora dos años, sorprendió en el partido, porque suponía un giro brusco. Si Redondo era un especialista, que había trabajado para políticos del PSOE, el PP y el PNV, López no había hecho otra cosa en su vida más que escalar por el aparato del partido.

Fuentes próximas a la dirección del grupo parlamentario socialista consideran que López y su equipo —Antonio Hernando, su número dos, y, sobre todo, Diego Rubio, director de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País, que en los últimos meses ha ido ganando peso y cuya voz es muy tenida en cuenta por Sánchez— se equivocaron planteando una estrategia de confrontación con el líder popular: «Desde que Sánchez acusó a Feijoo de insolvencia o mala fe, el PP no ha hecho más que crecer», explican las mismas fuentes. «La figura de Sánchez necesitaba una rehabilitación, la campaña de ir por los platós hostiles a defenderse era necesaria. Pero llevan cuatro semanas haciendo lo mismo. Se han quedado estancados ahí. No reaccionan —explican las mismas fuentes—. Y además le han comprado los marcos al PP. Sánchez ha hablado más veces de Txapote y del Falcon que Feijoo y Abascal juntos». Lo que para estos dirigentes socialistas ha colmado el vaso ha sido la planificación del debate y de la gestión del posdebate, del que Sánchez aún «no ha conseguido escapar». «Lo llevaron sobrerrevolucionado. En lugar de trabajar con un sparring, como se ha hecho siempre, y plantearle todos los posibles escenarios que se le podían presentar, lo cargaron de fichas, datos y mensajes, y Sánchez fue incapaz de dar réplica a asuntos sencillísimos», explican las mismas fuentes. «¿De verdad que nadie pensó que Feijoo le iba a plantear lo de la lista más votada? Era tan fácil como cogerle el papel, añadirle un párrafo con la devolución de Extremadura y los 140 ayuntamientos que nos quitaron y firmar».

En descargo del gabinete monclovita, las mismas fuentes explican que es muy difícil trabajar con Sánchez, y más desde que, tras la caída de Redondo, está muy influenciado por José Miguel Contreras y Miguel Barroso, profesionales de la comunicación ajenos al Gobierno y al partido.

El carácter volcánico

«Con Sánchez es muy difícil tratar, porque tiene un carácter volcánico. Pero es que además nadie en la Moncloa ni en el partido sabe lo que habla con los «migueles». Contreras, empresario con negocios en Atresmedia, es otro de los consejeros que está en el centro de las críticas, porque fue quien planificó con la dirección de la cadena las reglas de juego del debate, que en Ferraz consideran muy perjudiciales para el socialista, «con unos moderadores que reñían al presidente del Gobierno como si fuera un niño pequeño».

A la polémica se ha sumado Redondo. El politólogo llevaba días alertando de que la estrategia de Feijoo iba a ser combatir el bloqueo, en el escenario de que PP y Vox no sumaran 176. Tras el debate le envió un mensaje a Susana Griso, que la presentadora leyó en antena: «La espuma del debate durará un mes cuando estamos a diez días para las elecciones y en ese tiempo Feijoo va a seguir surfeando esa espuma».