Abel Caballero: «No soportan que a Vigo venga más gente en Navidad que a Santiago en todo el año»

ELECCIONES 28M
«En mí no manda mi partido, lo he dicho delante de Pedro Sánchez», sostiene
21 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Lleva 16 años sujetando el bastón municipal de Vigo y Abel Caballero (Ponteareas, 1946) aspira a alcanzar las dos décadas. Las últimas elecciones las ganó con el mayor porcentaje de voto en una ciudad de más de 200.000 habitantes de toda España: el 67,64?% de apoyo entre los electores.
—Parte usted de 20 concejales, con muchos votos de la derecha.
—Sí, muchísimos. Soy consciente. Tengo muchos que vienen del Partido Popular, dos tercios de sus votantes. También de las Mareas, y del Bloque. Las elecciones locales son de personas. En otras, como las autonómicas o las generales, se vota a los partidos. Creo que es bueno que las municipales se hagan en estos términos.
—Podría ser usted el candidato del PP o de otro partido.
—Yo no lo enfoco así. Mi partido en Vigo es Vigo. Se llama así. Y lo he dicho en el Partido Socialista, delante de Pedro Sánchez. En mí solo manda esta ciudad. No manda mi partido.
—Le funciona el localismo.
—Es que el localismo es muy importante. Soy localista, claro, para eso me eligen. ¿Qué es eso de contemplarlo en términos peyorativos? No lo acepto de ningún modo. Yo soy nacionalista de Vigo. Le tiendo la mano al resto de Galicia, pero lo mío es esta ciudad. Para eso me votan. No para que defienda a Barcelona.
—Desde la oposición dicen que ha convertido Vigo en un meme.
—Hay cosas que es mejor no comentar siquiera. Le voy a hacer un favor y no lo voy a comentar.
—¿Por qué no acepta debatir?
—¿Te refieres al debate de la TVG? Porque lo hace el PP para el PP. Es sectario, van contra Vigo. No soportan que le vaya bien. Y nos va muy bien. Han salido los datos de empleo. Y, claro, la Navidad contribuye con miles y miles de empleos.
—¿En su casa pone árbol de Navidad?
—La verdad es que no. Lo pongo en la ciudad. En Vigo hay muchas luces. Por eso dominamos la economía de Galicia y de España. En Vigo hay gente muy inteligente.

—¿No teme que la Navidad se le vaya de las manos y la ciudad colapse?
—No, no. El próximo año va a venir mucha más gente, por eso cada vez la ampliamos más. Tenemos para recibir a la gente zonas que tienen seis kilómetros de diámetro. No hay nadie que disponga de algo semejante. Tuvimos una tarde que fue mal durante dos horas, hasta que nos dimos cuenta de cuál era el problema.
—¿Cuál era?
—Este aparcamiento, que estamos construyendo en Vialia, paralizaba todo Vigo. Hicimos uno disuasorio en Samil y se acabó el problema. Entraron de golpe 70.000 automóviles, la mayoría desde Portugal.
—¿Encontró con las luces el reclamo que buscó con el dinoseto?
—Es un reclamo turístico que ya le gustaría tener a Nueva York. Se estudia en las universidades. Y gastando cero euros, que no lo publicitamos. La Xunta gasta 200 millones en el Xacobeo y aquí es insignificante, no tiene contenido. La Navidad mete más gente en dos horas en Vigo que el Xacobeo en dos años. No soportan que tengamos más visitantes en Navidad que Santiago en todo el año.
—¿No peca de exceso de protagonismo cuando, por ejemplo, quiere hacer de telonero en todos los conciertos?
—Yo le invito a que suban otros, que suban, y a ver qué pasa. Aquí estuvo Maná. Había 80.000 personas y yo salí. La gente me aplaudió, como siempre. Maná siguió y, cuando estaba cantando, agradecieron al ayuntamiento que los hubiéramos contratado. Hubo un aplauso total. Me dijeron que cuando nombraban a un político en un concierto, todo el mundo le chillaba. Aquí aplaudieron. Está grabado. Esto pasó.
—¿Se ha creado un personaje para la imagen que proyecta?
—No, no. Yo soy así, espontáneo. Cuando hago una cosa, la pienso mucho. Le doy vueltas. Pero luego me comporto como soy, como estoy en esta entrevista. Es mi forma de ser. Me gusta muchísimo el contacto con la gente. ¿Sabes por qué? Porque me obliga a ser humilde. Cuando alguien me pide un banquito para sentarse, puede que para mí lo importante sea el tren de alta velocidad, pero para esa persona su banco está por encima. Por eso hay que escuchar mucho.
—¿Por qué no se habla con Carlos Mouriño, el presidente del Celta?
—Porque tiene un proyecto que no comparto. Quiere llevarse el Celta para Mos. Ahora podría abrir la grada de Marcador. ¿Por qué no la usa? La puse a su disposición hace mes y medio.
—¿No cree que merece la pena sentarse a hablar?
—Ese es un tema zanjado.
—¿Qué hace en su tiempo libre?
—Paseo mucho, con Cristina, mi mujer. A Cristina la conoce todo Vigo. La gente nos va parando y es imposible mantener una conversación. ¿En qué estábamos, Cristina? Nos reímos mucho. Toda mi vida viví en la zona centro y por esa zona salimos mucho. Cuando éramos novios, la iba a esperar a la calle Loriga. Antes se estilaba lo de esperar en los portales.
—Ha querido que nos viéramos en el Halo, el ascensor que proyectó para salvar 40 metros de altura.
—55, no quite 15.
—¿Está pensando ya en uno de una altura mayor?
—No. Vamos a conectar dos zonas de 40.000 habitantes, para que no tengan que coger el coche y recorrer kilómetros. Esta obra va a dar la vuelta al mundo.
—Va a cumplir 77 años. ¿Ha pensado en retirarse?
—¿Retirarme, de qué?
—Jubilarse.
—Esa palabra no está en mi diccionario. La gente me dice que me cuide mucho, que no les puedo faltar. Es un depósito de cariño que me emociona.
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