Pensiones: dos caminos

La Voz

ELECCIONES 2016

19 jun 2016 . Actualizado a las 00:55 h.

La presunta solución a la galopante insostenibilidad de los sistemas de pensiones por parte de nuestros asesores neoliberales pivota en dos deterioros: prolongar la vida laboral antes de la jubilación y reducir la renta real de los pensionistas. Al que se añade un tercero: estimular la afiliación de trabajadores cada vez más precarios e intermitentes en una panoplia de servicios personales baratos. Nuevos criados. Prolongadas y caóticas vidas laborales para que, al final, solo se salve de la pobreza el pensionista que se pueda permitir complementar su renta con el ahorro personal (plan privado).

Es una solución, si acaso, para unos pocos. Pagar menos impuestos y rebajar las cotizaciones sería la guinda para, se dice, ganar competitividad y así crear muchísimo empleo; para que cuadren las cuentas de un sistema público que, que nadie se relaje, estará siempre en peligro. Estos mismos asesores, acto seguido, aparecen como abanderados de la economía 4.0 con la que produciremos mucha más riqueza con muchísimo menos empleo. Empleos privilegiados en ingresos (con muchas horas y años cotizados) que contratarán a aquellos numerosos criados (para pasear el perro, cuidar el jardín, traer compras, call centers, geriatría, etc.).

LHay otra forma de platearlo. Como nuestra economía cada vez produce más riqueza con menos empleo (horas de trabajo anuales de los ocupados) no tiene sentido seguir basando la sostenibilidad de las pensiones en un impuesto pagado sobre esos millones de horas decrecientes. Ni asociar el derecho a la percepción a sumar más horas, o su cuantía a una carrera laboral caótica.

Porque cuando la riqueza nacional es mayor (con menos horas trabajadas) solo su redistribución por vías fiscales hará posible que todos los ciudadanos (independientemente de su cómputo total de jornadas cotizadas) tengan una pensión digna.

Y eso se llama impuestos sobre las rentas altas y los consumos o patrimonios de lujo. Sin beneficios fiscales a planes privados. También se llama redistribuir el trabajo. Ni horas extras no cotizadas por un lado, ni parados de larga duración por otro. La reciente propuesta sindical de suprimir el actual tope máximo de cotización es un parche razonable, pero se empeña en lo imposible: pues cada vez los salarios podrán ser menos el alimento y alma del sistema.