El líder de la oposición clausuró la conferencia política en la que el PSOE sentó sus nuevas bases ideológicas Futuro frente a pasado. «Orden, unidad interna e ilusión» frente al «barullo» popular. Esos fueron los ejes del discurso con el que el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, cerró la conferencia política de su partido y, con ella, la consolidación de su proyecto político de cambio. Nadie esperaba que la ejecutiva federal saliera tan reforzada del cónclave. El líder del PSOE celebró su primer año al frente del socialismo español con un duro ataque al PP y al Gobierno, al que llegó a calificar de «inútil».
21 jul 2001 . Actualizado a las 07:00 h.Un año después de ser elegido secretario general por nueve votos y con el apoyo de menos del 50% del partido, Zapatero volvió al mismo escenario para agradecer la confianza depositada en su proyecto: el plenario aprobó las reformas impulsadas desde la dirección. Para celebrarlo, Zapatero lanzó un discurso de extrema dureza contra el PP. Acusó a Aznar de «desgobierno» y de llevar a España a la «humillación» en el contexto internacional con su gestión ante la presencia del Tireless y los «lamentables cabezazos» de Josep Piqué ante el presidente de Estados Unidos. Y con su falta de proyecto de Unión Europea. En política interior, Aznar no salió mejor parado: el del PP es «un Gobierno que no entiende la España plural y diversa, la riqueza de lenguas, pueblos y culturas». En definitiva, un Gabinete que se mueve en el «barullo absoluto y la descoordinación»; «un Gobierno que manda pero no gobierna, irresponsable e inútil». Frente a él, Zapatero situó a un PSOE que «ha dejado de mirarse al ombligo y ha recuperado la ilusión». Tanto, que recordó la primera frase que pronunció en su discurso como candidato a liderar el socialismo español -«no estamos tan mal»- y la cambió por un «estamos muy bien».