Maragall encabeza la carrera

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

29 nov 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

A Pasqual Maragall aún no se le puede tratar como Muy Honorable President , pero ya se le considera como Muy Probable President . Es el gran cambio en estos quince días. La derrota socialista en diputados, que no en votos, casi descartaba su presidencia pero dos semanas de negociaciones han conducido a una cierta inversión de las expectativas. «Aunque empezó al revés, si se pudiera medir hoy, la cosa está 51-49 a favor de Pasqual», sostiene Antonio Franco , director de El Periódico de Catalunya . Es la impresión general. Al diputado convergente en Madrid Ignasi Guardans Cambó , nieto del mismísimo Cambó, se le atribuye la frase de que «ya lo tenemos perdido» y basta contemplar las caras en Barcelona de unos y otros: las sonrisas pujolistas han desaparecido y los rostros deprimidos de los socialistas tienen ahora un punto de luz. El único que sonríe abiertamente es Carod Rovira , el líder de Esquerra Republicana, llave del próximo gobierno catalán. El jueves por la noche, el propio Carod nos espetó a la salida de la gala de los Premios Ondas: «¿Se ha cumplido o no literalmente el pronóstico electoral que hice para La Voz?». Clavado. Y aprovechamos la ocasión para preguntar: «¿Se decide Carod a chutar de una vez el penalty o no? Tiene el juego parado, el público sin respiración y todas las cámaras enfocando». Se limitó a sonreír feliz mientras su esposa que le acompañaba comentó «Mira que si no lo chuta...». Pasqual Maragall, minutos después, le puso título a la pieza teatral que se representa estos días en Cataluña: «Esperando a Carod». Si Carod no chuta el penalty porque no decide alianza, entonces Artur Mas sería presidente en minoría a la segunda votación del Parlamento. Pero Esquerra quedaría fuera del Gobierno y se produciría el efecto Peter Pan en definición de Antón Costas , catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona. Costas, vigués de nacimiento y militancia, ha escrito en El País que el principal riesgo no es que Esquerra gobierne, sino que sus líderes no soporten la responsabilidad que el electorado les ha delegado: «Que se resistan a crecer y a transformarse en partido de gobierno con capacidad para lidiar situaciones complejas que exigen mancharse las manos». Pronto habrá noticias, aunque sólo sea porque el viernes se constituye la mesa del Parlamento y todo indica que la presidencia recaerá en Ernest Benach , uno de los negociadores de Esquerra. Claro, que esa elección sirve para ambas alianzas y Carod tendrá todavía hasta el día 15, cuando comienza la investidura, para seguir escenificando su duda metódica. Pero, ¿por qué la situación parece dar la vuelta?. Pues en parte porque sigue frenética la campaña, no la de ganar votos sino la de ganar alianzas. Si Internet hablara, declararía que anda saturado de mensajes y manifiestos a favor de un gobierno de izquierdas en Cataluña. En los últimos días ya se ha pasado al cartel y se ha rescatado el que se reproduce en esta página con el presidente de la Generalitat Lluis Companys solicitando enérgicamente el voto de izquierdas. Era 1936. Pero 67 años despues, cualquier militante de Esquerra Republicana se conmueve, porque Companys fue fusilado en Montjuic por los franquistas en 1942. Rechazar la posible alianza de izquierdas ahora, como pasó en 1980 elevando a Jordi Pujol a los altares, puede tener un alto coste para Esquerra y sobre todo para Carod. Puede hacerlo, pero cada vez parece menos probable porque, como el propio Antón Costas razona, «la corriente de cambio que sopla en Cataluña solo podía acabar en el molino de ERC y en la coalición Iniciativa-Los verdes». Convergencia pagó el precio de esa corriente de cambio y también los socialistas pero, aun así, Maragall es cambio y Artur Mas, mal que le pese, continuidad del pujolismo y ausencia de alternativa despues de 23 años. Pero también influye, involuntariamente, el Partido Popular en ese cambio de expectativas. La reunión de Mariano Rajoy con cinco grandes empresarios catalanes después de las elecciones, la visita de Aznar esta semana a Barcelona y sus declaraciones incluso desde Argel combatiendo la presencia de Esquerra en el gobierno catalán, reducen las posibilidades de Convergencia, demasiado identificada con el PP en los últimos años. Solo ha faltado el anuncio de cárcel para Ibarretxe y Atutxa si convocan el referéndum de autodeterminación. El PP mide mal el peligro de Esquerra en coincidencia con la opinión reinante en Madrid. No son ni marginales, ni independentistas radicales. Rechazan la violencia y, eso sí, coinciden con Ibarretxe más de lo que les gustaría a la mayoría de los catalanes. Pero la moderación suele llegar por la experiencia de gobernar y no por acción del acoso exterior. En cualquier caso Carod Rovira, que es un gran polemista, como sabe que habla para La Voz, nos obsequia con la siguiente perla exclusiva: «Al fin y al cabo, algunas cosas que dice ahora Ibarretxe ya las dije yo hace años en la Declaración de Terrassa suscrita con Beiras ». De modo que, en Cataluña, «esperando a Carod» pero con Peter Pan rondando. En el País Vasco, bastos. Y en Galicia sur, día de fiesta para los especuladores del suelo y los amantes de las irregularidades urbanísticas, consentidas en esa comunidad mucho más que en otras: Ventura Perez Mariño ya no es alcalde. El Bloque tendrá trabajo para explicarlo. El feísmo está tambien presente en la política.