Ibarra critica que el partido se convierta en un «bebé de tres años» y Touriño confía en que la ejecutiva «será a mellor»
05 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Si por algo puede ser recordado el 37.º congreso federal del PSOE es por apartar definitivamente del núcleo del poder de Ferraz a los llamados barones, que muchas veces son también los secretarios generales de las federaciones. En realidad, se trata de un camino emprendido ya en el 2004, cuando los únicos líderes autonómicos que lograron permanecer en la ejecutiva federal fueron el andaluz Manuel Chaves, en calidad de presidente del partido, y el extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra.
Este último se erigió ayer en una suerte de portavoz de la vieja guardia del partido al criticar que se renuncie a la «experiencia acreditada» para convertir el partido en un «bebé de tres años y medio».
Rodríguez Ibarra argumentó que los secretarios regionales son «lo mejor de cada casa» que tiene el PSOE. Es más, adujo que si se prescinde de los barones, entonces se tendrá que apostar «por lo menos bueno de cada casa» para la dirección. «Yo evité siempre estar en la ejecutiva federal -narró-, hasta que un día Felipe [González] me dijo que ya estaba bien de mandar intermediarios».
El pataleo del ex mandatario extremeño, que en este congreso es muy probable que ceda su puesto en la dirección socialista, obligó ayer a varios dirigentes del partido a pronunciarse al respecto, pues sin duda centró uno de los grandes debates de este congreso, que es el encaje que tendrá el poder territorial en una dirección que, por fuerza, deberá mantener un equilibrio entre las diferentes federaciones, aunque sea a costa de expulsar a los barones regionales.
El secretario general del PSOE en Castilla-La Mancha, José María Barreda, empleó un tono conciliador e invocó una ejecutiva federal que contenga una «mezcla adecuada de veteranía y juventud» para conectar así con la mayoría social.
A su vez, el ex ministro de Trabajo y Asuntos Sociales Jesús Caldera puso de relieve que el hecho de que los barones no estén en el gobierno diario del partido no significa «que se queden fuera», sino que la dedicación que requiere el partido, exige también contar con personas «que se ocupen solo de ello», como ha sido hasta ahora el caso del secretario de Organización, José Blanco.
«A mellor executiva»
Mucho más comedida fue la opinión expuesta por el secretario general del PSdeG-PSOE y presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, que optó por pasar de puntillas sobre la polémica abierta por Ibarra para remarcar: «Estou seguro de que a que teremos será a mellor executiva», dijo, para responder a retos como la cohesión social, el equilibrio territorial, la ralentización de la economía, el desarrollo de las infraestructuras o la llegada del AVE a Galicia.
Pero el hecho de que el PSOE llegara a este congreso con los debates hechos y proclamando abiertamente que los secretarios regionales se quedarán al margen de la ejecutiva federal, no impidió que ayer se realizaran algunas transacciones entre bambalinas, protagonizadas por los barones, para definir los últimos nombres de una dirección en la que todos quieren tener representación, aunque sea de manera interpuesta.
El fin del granero del PP
Sin duda, las federaciones más fuertes como la andaluza (251), la valenciana (103) o la catalana (96) reivindican su peso en este congreso. Pero también Galicia, la sexta federación socialista en tamaño, saca pecho por haber acabado con el «graneiro de votos do PP», tal y como reivindicó Touriño, y por enterrar el sueño de aquella «Baviera pola que suspiraba Fraga».
El mandatario gallego, que intervino anoche ante el congreso para darle un apoyo entusiasta al balance de gestión de Zapatero, mantuvo ocultas las bazas que jugará en este congreso y ni siquiera explicitó si llegado el momento apostará porque haya un tercer gallego en la ejecutiva federal, que se sume a José Blanco y a Carmela Silva.
«Galicia terá unha magnífica representación e seguirá pesando de forma sustancial», proclamó con rotundidad, instantes después de la primera intervención de Zapatero ante el cónclave. De igual modo, Touriño apostó por una ejecutiva federal paritaria, cuya dirección, aseguró, tendrá «capacidade para dirixir o único partido capaz de garantizar unha España de solidaridade».