Tres candidaturas tienen opciones de suceder este fin de semana a Llamazares tras la novena asamblea federal, que Rosa Aguilar ve como «la última oportunidad»
15 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Un coordinador general de consenso que acentúe la identidad propia de la formación. Esta la misión de la novena asamblea federal de Izquierda Unida que se celebra este fin de semana en la localidad madrileña de Rivas Vaciamadrid. Será la primera sin Gaspar Llamazares al frente de la coalición, y podría ser la última si los tres sectores que luchan por el poder no se apean de sus posiciones y llegan a un acuerdo. «Es la última oportunidad que tenemos», advirtió ayer Rosa Aguilar, alcaldesa de Córdoba y la gran deseada para ser la número uno de la formación, aunque su negativa parece firme.
Lo único que parecen tener claro los 800 delegados que mañana elegirán al próximo coordinador general de IU es que la formación se encuentra ante un momento decisivo. Algo así como refundarse o morir después del tsunami bipartidista de las últimas elecciones generales que dejó al partido al borde del abismo -perdió tres de los cinco diputados con los que contaba-y, en consecuencia, más dividido que nunca.
Salvo sorpresas de última hora, en el tablero juegan cuatro candidatos: Inés Sabanés (portavoz en el Parlamento de Madrid y cercana a los gasparistas), Cayo Lara (coordinador del partido en Castilla-La Mancha y candidato de los comunistas), Josep Nuet (senador y representante de la tercera vía, denominada Nacional II, en referencia a la autovía que une Madrid y Barcelona, ciudades en las que tienen sus principales apoyos) y la simbólica lista del histórico alcalde de Marinaleda (Sevilla) Juan Manuel Sánchez Gordillo (Colectivo de Unidad de Trabajadores).
Parece claro que si nadie mueve ficha, ninguno de ellos llegará a la cifra del 50%, la barrera de la mayoría absoluta necesaria para garantizarse el liderazgo del proyecto, por lo que las alianzas volverán a jugar un papel fundamental, como ya lo fueron en anteriores asambleas. El senador Nuet se ha ofrecido como candidato de consenso a gasparistas y comunistas, y promete una dirección colegiada, pero su nombre no parece agradar a los principales contendientes.
A su vez, ni al PCE, que vendría a contar con el 45% de los delegados, ni a los gasparistas, con el 30%, tampoco les convence ninguna candidatura que no sea la suya. Por lo que, en caso de que no haya acuerdo, no se descarta, aunque sin muchas esperanzas, que Rosa Aguilar tome las riendas para salvar de la desaparición a Izquierda Unida, pese a sus constantes negativas a esa reiterada propuesta, defendida, sobre todo, por los seguidores de Gaspar Llamazares y mucho más matizada en el PCE.
Aguilar reconoció ayer que puede tratarse de «la última oportunidad» de la formación, por lo que dijo: «La debemos aprovechar dando un perfil político propio a nuestra organización y llenando IU de respuestas, propuestas, iniciativas y soluciones para la ciudadanía».
Sí parece más claro el documento acordado por las familias del partido, denominado Declaración de Rivas, que servirá de punto de partida para la nueva dirección que salga de la asamblea federal. En ella se propone una salida de izquierdas a la crisis, una activa movilización contra los despidos y un encuentro estatal para ampliar un plan económico alternativo.