Guerra abierta en el PP contra Rajoy

ESPAÑA

Los ataques coordinados desde distintas familias con un inédito y durísimo lenguaje buscan impedir que el líder se consolide y consiga llegar al 2012 como candidato

30 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El pasado 21 de junio, Mariano Rajoy era reelegido presidente del Partido Popular. Su liderazgo se daba por asentado. Pero descontando el mes de agosto, la oposición interna no le ha concedido ni siquiera cien días de cortesía. Los ataques al líder arrecian desde todos los frentes con un objetivo común: impedir que sea el candidato en el 2012. «Si antes del congreso la batalla se limitó a fuegos de artificio en los medios, esta vez se trata de toda una guerra, menos mediática, pero con artillería pesada», admite un dirigente del PP.

El más explícito ha sido Aznar, que refiriéndose a la oposición que practica Rajoy dijo que «en política no se está para empatar ni para heredar, sino para ganar». Que Aznar no comulga con el nuevo Rajoy era sabido. Pero lo que da idea de la guerra abierta es que se ha roto el tabú del respeto al ex líder. Hasta hace poco era impensable que alguien en el PP se refiriera a Aznar como «un cachondo» que «ni instala la barra ni pincha música ni se queda a limpiar», como ha hecho el responsable de Exteriores popular, Jorge Moragas.

Un lenguaje igual de mordaz utilizó otro de los críticos de Rajoy para expresar su descontento. Francisco Álvarez Cascos despachó a la nueva secretaria general del PP diciendo que María Dolores de Cospedal, «le quiere quitar el puesto a Pepiño Blanco y, en vez de hablar del PSOE, se dedica a criticar al PP». Ni siquiera la propia Cospedal niega que exista una batalla. Hace poco tachó de «cobardes» a quienes cuestionan a Rajoy. Y, lo más importante, atribuyó esos ataques a «antiguas familias» del partido, un término hasta ahora innombrable en el PP.

Con un debate en esos términos, hay quien considera que la situación se asemeja más a los momentos previos a un estallido revolucionario interno que al estreno de un nuevo liderazgo. «Estamos a la gresca pública, como estaba el PSOE hasta que surgió Zapatero», explica un miembro del PP.

Pero, ¿cuáles son las razones de fondo para cuestionar a Rajoy? Entre sus críticos, no solo en el PP sino en el sector económico y empresarial, se opina que no es el hombre adecuado para liderar el frente contra Zapatero ante una gravísima crisis económica. Creen que no ganará nunca. Pero hay también descontento con lo que hace en la oposición. La banca, por ejemplo, que es quien de verdad financia a los partidos, no entiende sus ataques a los planes de apoyo al sector financiero ni que tache a sus directivos de «amiguetes de Zapatero».

Pizarro, a la espera

En esos sectores se confía en que en esta misma legislatura Rajoy caiga y ceda el paso a un dirigente con un proyecto económico más afín. Solo así se explica que diputados muy críticos se mantengan en su escaño en lugar de emigrar al sector privado, como ha hecho Eduardo Zaplana. «¿Qué hace Pizarro como diputado de base y portavoz de la Comisión Constitucional?», se pregunta un dirigente popular. Él mismo se contesta que sectores económicamente poderosos han recomendado al ex presidente de Endesa que aguante para servir como nexo de unión cuando caiga Rajoy.

En esa labor de desgaste colabora también Esperanza Aguirre, que insiste en que no cabe amilanarse ante Zapatero y en que, pese a la crisis, la mejor receta es el ultraliberalismo económico. En el reciente congreso de las juventudes de Nuevas Generaciones de Madrid, que Esperanza Aguirre controla, se ha llegado a proponer la desaparición del salario mínimo y de los sindicatos de clase. Ese es otro de los problemas a los que se enfrenta Rajoy. Por primera vez en mucho tiempo, las juventudes del PP, que antes impulsaban al partido hacia el espacio de centro, son más de derechas que su líder. Y el problema es que sus votantes también lo son, como en su día reconoció el popular Gabriel Elorriaga, otro de los críticos con Rajoy.