Ante el desencanto de Esquerra, el dolor del BNG y el enojo del PNV, al presidente solo le quedan dos caminos: un programa de reformas y una operación de imagen
15 mar 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Tal como están las cosas, la soledad de Zapatero solo puede ser aliviada por Obama . Desencantados los diputados de Esquerra, dolidos los del BNG porque los socialistas gallegos los culpan en exclusiva de la pérdida de la Xunta y enfurecido el PNV por su inminente desalojo de Ajuria Enea después de 30 años de poder, al PSOE solo le queda para sobrevivir parlamentariamente el recurso de los catalanes. Y los catalanes comercian, pero son muy caros. De momento, Duran Lleida ni se pone al teléfono.
Así las cosas, a Zapatero solo le quedan dos vías de alivio: la primera, un ambicioso programa de reformas, que incluya o no remodelación de Gobierno, para establecer una amplia alianza social; y, complementariamente, una operación de imagen con Obama. Ambos recursos llegarán en abril.
Obama empezará su primera visita oficial a Europa por la casa de sus primos británicos, pero allí estará Zapatero en la reunión del G-20. Algunos aún se ríen de la silla prestada, pero allí se sienta España. Seguirá por la cumbre de la OTAN y por la de la UE. Y allí se encontrará también con el presidente español. Pero le queda un premio inesperado: Obama asistirá en Estambul a una cumbre de la Alianza de Civilizaciones, el invento de Zapatero tan denostado por Aznar . Con Bush en el poder, era una ingenuidad. Con Obama hasta puede hacer fortuna.
Pero los problemas graves están aquí: la crisis, la soledad parlamentaria y el desafío de un lendakari no nacionalista en Euskadi que ha puesto a prueba la madurez democrática del PNV. Mientras se va ganando, todos demócratas. Si se pierde el poder, se habla de «golpe de Estado institucional», Urkullu dixit, o «es más probable ver un cerdo volando que a Patxi López de lendakari», como pronosticó Josu Erkoreka . Mariano Rajoy , a quien sus críticos ya le han enviado un misil contra Ana Mato por las relaciones de su ex marido Jesús Sepúlveda con el presunto delincuente Francisco Correa , ha estado a la altura del reto. «En relación al País Vasco, es hora de la grandeza». Traducido: el PP facilitará la investidura de Patxi López sin regatear miserias. Que la precipitación de Rodolfo Ares al anunciar el acuerdo aún por firmar no lo estropee.
Entretanto, José Montilla y Paulino Rivero , presidentes de Cataluña y Canarias, han tomado la iniciativa para reclamar esas reformas que todo el mundo piensa y nadie se atreve a decir en alto. Montilla pide un giro liberal y se presupone que Zapatero seguirá por esa senda. Rivero en Madrid pidió el jueves, en presencia de Rajoy, una reforma laboral en profundidad y, además, «que los funcionarios se pongan a trabajar en beneficio de la sociedad». Como suena.
Veníamos de la interesante reunión en Lérida, tres días antes, del Círculo de Economía. El vicepresidente de esa influyente entidad catalana, el profesor Antón Costas , pedía una reforma laboral y medidas contra el absentismo, pero con la condición de que esa no fuera la única reforma acometida «para que no paguen siempre los mismos». Paulino Rivero fue más lejos provocando alborozo en el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz .
En Madrid, mientras, las tertulias y las sobremesas se ven presididas por el runrún del cambio de Gobierno posible y de lo que falta por salir en el lío de la corrupción en áreas populares. Sobre lo primero, nótese el silencio de José Blanco y el pase a primera línea de fuego de Leire Pajín , lo que algunos interpretan como un próximo ascenso a ministro del número dos del PSOE. En lo referente a la corrupción del PP y los espías, el asunto rebrota y se especula con los nombres de los constructores que van a salir y también sobre algún alcalde madrileño. «Cómo será el tipo -aseguraba alguien que lo conoce bien-, que en su pueblo ya llevaba el mote de el Sobrecogedor porque iba de propina en propina». Esperanza Aguirre , siempre hábil, ha aprovechado para cerrar la comisión de investigación sobre los espías sin escuchar a los afectados, algo insólito en el mundo democrático. Pero el fiscal se la reabre. Y si no, lo hará Rajoy, por la cuenta que le trae.