Rajoy hace una demostración de poder en el PP con la lista europea

Magis Iglesias

ESPAÑA

Diseñó una candidatura a su gusto que muestra la fuerza de Arenas y la debilidad de Camps y Aguirre

03 may 2009 . Actualizado a las 02:10 h.

Mariano Rajoy eligió a su antojo al número dos de la lista del PP para las elecciones europeas, prescindió del candidato incómodo sin que le temblara la mano y se permitió seleccionar a los aspirantes propuestos por los presidentes territoriales. La nueva foto fija de los equilibrios internos del partido que refleja la candidatura al Parlamento Europeo muestra una manifiesta pérdida de poder de los barones territoriales que, a excepción del andaluz Javier Arenas, aparecen debilitados frente al creciente control del líder nacional.

Tras el puñetazo en la mesa que supuso la exclusión de Gerardo Galeote, el presidente del PP demostró que ya no está dispuesto a subordinar sus decisiones a las exigencias de los presidentes autonómicos ni a dejarse manejar por intereses ajenos.

Así se lo dijo al comité ejecutivo en la reunión de la semana pasada, cuando recordó las dificultades que tuvo que soportar, especialmente antes del congreso nacional de Valencia, y dejó claro que la candidatura para las elecciones europeas sería «la de todo el partido» y no una lista a la medida de su número uno, Jaime Mayor Oreja, que, por cierto, no participó en absoluto en la elección de sus compañeros de viaje. «Rajoy quería dejar su firma en la lista europea. Tenía derecho y así ha sido», declaró uno de los candidatos.

Luis de Grandes era, desde el principio, el favorito de Rajoy para el número dos, pero el presidente del PP no le confirmó su decisión hasta el final de la tarde del martes, a punto de culminar sus trabajos el comité electoral, cuando ya se había demostrado que la candidata andaluza, Teresa Jiménez Becerril, no resistiría ni un asalto a su oponente socialista, Ramón Jáuregui, en los previsibles debates de la campaña. La presencia de esta víctima del terrorismo y novel de la política en el tercer puesto de la candidatura es el resultado de la enorme influencia que tiene su mentor, Javier Arenas, como vicesecretario general y presidente del PP de Andalucía.

Rajoy también quería que el futuro grupo parlamentario estuviera conformado por gente especializada y con amplia experiencia en el ámbito europeo. Así lo había acordado previamente con los eurodiputados Luis de Grandes y José Manuel García Margallo, los dos hombres de su confianza en Europa, junto con su cuñado Francisco Millán. Ellos lo convencieron de que no podría prescindir de los expertos en instituciones comunitarias y el Tratado de Lisboa (Íñigo Méndez Vigo), pesca (Carmen Fraga), asuntos exteriores (José Ignacio Salafranca), agricultura (Esther Herranz y Pilar Ayuso); energía y medio ambiente (Pilar del Castillo y Alejo Vidal Quadras), fiscalidad, competencia, extraterritorialidad e infraestructuras (García Margallo) y relaciones con el PPE (Antonio López Istúriz). Para conservar a Salvador Garriga tuvo que frenar en seco las pretensiones del presidente de los populares asturianos, Ovidio Sánchez, que se postulaba para ese puesto.

Táctica marianista

La táctica utilizada por el presidente del PP, típicamente marianista, para hacer un reparto territorial de la lista sin soltar el poder le costó varias horas de negociación pero, finalmente, consiguió su propósito. Estableció como criterio general la presencia de un candidato por autonomía, pero aplicó esta norma con diversos efectos correctores.

Francisco Camps fue el gran perdedor de esta batalla. Luchó denodadamente durante toda la tarde del martes para situar en un puesto destacado a la presidenta de las Cortes valencianas, Milagrosa Martínez, pero no lo consiguió.

Esperanza Aguirre no salió mejor parada, porque su candidato, el ex consejero de Cultura, Santiago Fisas, ocupa el lugar 23 de la candidatura, que está en el límite de los escaños que el Partido Popular confía en conseguir en estas elecciones al Parlamento Europeo.