Una marea humana recorrió casi 2,5 kilómetros detrás de una única pancarta con el lema «Por la libertad. ETA no», en castellano y en vasco. Tras ella se situaron los familiares más cercanos de Puelles, entre ellos sus hijos, Rubén y Asier, y dos de sus hermanos, así como allegados de otras víctimas del terrorismo: entre otros, de Ignacio Uría, Jesús María Pedrosa, José María Korta, Isaías Carrasco y Juan María Jáuregui.
El acto fue una muestra de la unidad de los demócratas frente a ETA. Esta vez no hubo disensiones. Detrás de los familiares y amigos se situaron el presidente vasco y todos sus consejeros, miembros del Ejecutivo central como la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y dirigentes de todo el arco parlamentarios: Leire Pajín, Antonio Basagoiti, Arantza Quiroga, Ana Mato, Cayo Lara, Íñigo Urkullu y líderes sindicales y patronales de la comunidad vasca.
Mucho antes de que a las 18.10 horas arrancara la protesta, los alrededores de la plaza del Sagrado Corazón estaban ya repletos con manifestantes que portaban algunas banderas de España e ikurriñas. Otros miles de ciudadanos, animados por el buen tiempo que reinó durante la tarde en Bilbao, acompañaron desde las aceras el paso de la manifestación con continuas ovaciones a los familiares del policía y al resto de las víctimas del terrorismo que, por primera vez, encabezaban en el País Vasco una protesta tan multitudinaria.?La manifestación, la primera que el Gobierno vasco convoca en una gran ciudad desde que en enero del 2007 encabezara una marcha de 80.000 ciudadanos en repulsa contra el atentado de Barajas que acabó con la tregua, transcurrió sin que se registraran incidentes.