Era el centro de todas las miradas. Sus declaraciones en las que calificó de «vómito» lo que Aguirre estaba haciendo con Rato en Caja Madrid, habían provocado un terremoto político en las filas populares. Manuel Cobo no defraudó. El vicealcalde de Madrid se disculpó ante sus compañeros por la forma en que hizo sus declaraciones contra la presidenta madrileña, pero no se retractó de su durísimo contenido. Cobo admitió que hizo «mal» por lanzar esas críticas desde un medio de comunicación en lugar de exponerlas en los órganos internos del partido y, por ello, asumía su responsabilidad y ponía sus cargos a disposición de la dirección.
La mano derecha de Gallardón aprovechó su extensa y enérgica intervención para hacer un relato de otros casos similares, por lo que pidió que se aplique la misma vara de medir. Citó en concreto las declaraciones de Juan José Güemes, uno de los máximos colaboradores de Aguirre y consejero de Sanidad de su Gobierno, que en pleno debate precongresual dijo que Javier Arenas llevaba 30 años perdiendo elecciones. Cobo llegó incluso a decir que ha temido por su seguridad y la de sus hijos al enterarse de que había sido espiado por el Gobierno de Aguirre.
Ruiz-Gallardón tomó también la palabra para defender a su número dos, para el que pidió comprensión, pero su intervención no recibió aplausos del resto de los asistentes al comité ejecutivo, que tampoco quedaron muy conformes con el duro discurso de Cobo, que, según afirmaron algunos, era más propio del comité de derechos y garantías, que se reunirá hoy. Güemes intervino poco después y afirmó que las declaraciones del vicealcalde madrileño deben ser rectificadas. Recordó que él mismo pidió disculpas públicamente tras sus ataques a Arenas, por lo que, refiriéndose a Cobo, insistió en que no pasa nada por pedir perdón.