Las relaciones diplomáticas hispano-cubanas avanzan en una especie de montaña rusa con periódicos conflictos, que fueron especialmente significativos en la etapa de Gobierno de José María Aznar. A pesar de los intentos de Rodríguez Zapatero por impulsar una mejoría en el clima bilateral, lo cierto es que los desencuentros no han desaparecido. De hecho, Luis Yáñez no es el primer parlamentario español al que se le prohíbe el acceso a Cuba. Ya le ocurrió al diputado popular Jorge Moragas en octubre del 2004, que llegó a la isla con la intención de entrevistarse con representantes de la disidencia. Unos meses después, en mayo del 2005, las autoridades cubanas expulsaron a las ex senadoras del PP Isabel San Baldomero y Rosa López, e intentaron hacer lo mismo con el diputado de CiU Jordi Xuclá. Los tres intentaban asistir al primer Congreso Demócrata Cubano, organizado por un grupo opositor ilegal.
El nuevo conflicto llega solo unas semanas después de que el Gobierno de Zapatero anunciara su intención de promover una suavización de la Posición Común de la UE hacia Cuba, impulsada por Aznar en 1996, que condicionaba la cooperación a un avance real en las reformas políticas en la isla.