El experto piloto Orlando Jiménez Forero -38 años de experiencia, 26.000 horas de vuelo y 300 investigaciones de accidentes aéreos a su espalda- afirmó ayer en el juicio por las responsabilidades civiles del Yak-42 que el accidente fue una cadena de errores humanos debido a la inexperiencia de la tripulación y al exceso de velocidad del avión al intentar aterrizar en el aeropuerto turco de Trebisonda.
El técnico explicó cómo se vulneraron diferentes normas básicas de aviación durante el vuelo y el posterior intento de aterrizaje de la nave que se llevó a cabo en un «pésimo» procedimiento en la aproximación. Jiménez Forero puso de relieve que el aeropuerto de Trebisonda carece de radar y que el intento aterrizaje se realizó mediante una carta de navegación que la tripulación «no siguió correctamente». El perito hizo referencia a la falta de descanso de la tripulación ucraniana, que llevaba pilotando «durante más de 23 horas».
En la sesión de tarde también declaró el perito de la empresa que contrató el Yak-42, Claude Guibert, de Chapman Freeborn, que defendió que la falta de visibilidad de la pista, la luz de las casas próximas al aeropuerto y las condiciones meteorológicas pudieron estar detrás de que el avión cambiara de rumbo hacia la zona montañosa donde se estrelló.