«He sentido impotencia, un Gobierno del PP no hubiera permitido esta situación»

Melchor Saiz-Pardo MELILLA/COLPISA.

ESPAÑA

21 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Apuesta por una frontera «permeable» y por la amistad con Marruecos, pero exige firmeza cuando el vecino amenaza la tranquilidad de su ciudad. El popular Juan José Imbroda, presidente del Consejo de Gobierno de Melilla desde el 2000, no oculta su enfado por la política de Rodríguez Zapatero en esta última crisis bilateral, pero, en cualquier caso, está convencido de que su ciudad y su economía pueden aguantar cualquier envite de Rabat.

-¿Qué pretendía Marruecos con el boicot de estos días?

-No lo sé exactamente esta vez. Lo que está claro es que a Marruecos siempre le viene bien un foco de tensión controlada para intentar arrancar concesiones. Lo utilizan como forma de hacer política.

-¿Está Rabat tras esta última campaña?

-Yo no digo que el Gobierno marroquí haya ordenado o alentado este acoso a las mujeres policías, pero Rabat lo ha permitido y tolerado. Si Rabat lo ordena, esos cuatro indocumentados [los piquetes], los insultos y las pancartas desaparecen en menos dos minutos. No me cabe la menor duda.

-¿Pero esos cuatro indocumentados han logrado crear un conflicto diplomático?

-Ha sido más la algarabía y la cohetería. Lo que ha sido lamentable es la sensación de impunidad, de ver cómo cuatro indocumentados, que no representan a los cientos de miles de marroquíes que circundan Melilla, hacían lo que querían con una frontera internacional.

-¿Hasta qué punto este tipo de boicoteos pueden poner en peligro la economía de la ciudad autónoma?

-Marruecos tiene mucho más que perder que Melilla si hay problemas o si se cerrase la frontera, como piden algunas voces dentro y fuera de la ciudad. Ellos dependen mucho más de la ciudad que nosotros de sus importaciones. Melilla solo depende un 25% de Marruecos, mientras que la economía de la región cercana a Melilla estriba en un 75% sobre la frontera. Melilla podría tener capacidad para ser totalmente independiente de la economía marroquí.

-Pero convertirse en una isla económica sería mucho más caro, ¿no?

-No digo yo que, al principio, no se produciría un quebranto. Pero todos sus productos son sustituibles. Podemos traer perfectamente el pescado y las hortalizas, de hecho ya se hace, de la Península. Y los áridos y los ladrillos igual. Supondría solo que los asentadores de los mercados y constructores tendrían que traer los productos de los puertos de Málaga, Almería o Motril. Nada más. Y en ese caso, la ciudad autónoma facilitaría subvenciones para el flete.

-¿Sería partidario de cerrar la frontera para evitar más coacciones?

-Yo soy partidario de que las relaciones sigan como hasta ahora, basadas en la amistad y con un frontera fluida y permeable. Pero para conseguirlo tienen que querer también los de la otra parte de la valla.

-¿Cómo calificaría la respuesta del Gobierno en este último conflicto?

-La no respuesta del Gobierno ha sido el mayor problema de esta situación. Cuando un país, España, aguanta cinco protestas diplomáticas en 20 días y sigue en la luna de Valencia algo pasa. El Gobierno no ha respondido. No ha salido en defensa de los policías ni de Melilla y han tenido que ser los medios de comunicación los que denunciaran lo que estaba pasando realmente en la frontera. Como presidente de Melilla he sentido impotencia, porque un Gobierno del PP no hubiera permitido llegar a esta situación.

-El Ejecutivo calificó de deslealtad la visita de Aznar a Melilla en la que usted ejerció de cicerone.

-La deslealtad es la del Gobierno con Melilla. ¿Que el ex presidente venga a Melilla es una provocación a Marruecos, como dicen los socialistas? Ese comentario me ha dolido profundamente como español. Es una ignominia tildar de deslealtad o provocación que un español visite cualquier parte de España cuando quiera. Si evitamos visitas a Melilla para no provocar a Rabat, apaga y vámonos.

-¿Cree que serán suficientes las visitas a Rabat de Rubalcaba y de Moratinos para enderezar la situación?

-Dependerá de si son capaces de exigir el respeto que España se merece como aliada y amiga de Marruecos.

-¿Qué se puede hacer desde el Gobierno de la ciudad para mejorar las relaciones con Rabat?

-Colaborar y seguir teniendo las buenas relaciones que siempre hemos tenido con los marroquíes circundantes.