Exteriores no ve indicios de que los activistas fueran atacados por policías marroquíes. El PSOE advierte de que no es posible proteger a los españoles que participan en acciones ilegales en otros países
01 sep 2010 . Actualizado a las 02:37 h.El Gobierno se dio ayer por satisfecho con las explicaciones exculpatorias ofrecidas por Marruecos sobre el altercado vivido el sábado en El Aaiún, donde un grupo de activistas españoles prosaharauis fueron golpeados por un grupo de personas mientras se manifestaban en favor de la independencia de la ex colonia. Así, el Ejecutivo considera «superado» el enésimo incidente diplomático entre ambos países, que han vivido episodios de tensión a lo largo de todo agosto. Ni se llamará a consultas al embajador, ni se pedirán nuevas aclaraciones porque la explicación es «suficiente».
Juan Pablo de Laiglesia, secretario de Estado de Asuntos Exteriores y designado interlocutor directo del Ejecutivo para aclarar el incidente, aseguró ayer que nada permite dudar de la versión oficial marroquí, que indica que los activistas españoles iniciaron una manifestación ilegal, que la marcha derivó en un enfrentamiento entre «manifestantes y ciudadanos marroquíes» en el que los españoles salieron heridos, y que la intervención de la policía magrebí «puso fin a los enfrentamientos».
El número dos de Exteriores señaló que el Gobierno no puede responsabilizar de lo ocurrido a la policía marroquí, como exigen los miembros de la asociación SaharAcciones, porque «lo que está fuera de toda duda» es que fue una «manifestación no autorizada» y porque Exteriores carece de «elemento alguno que permita avalar las opiniones» de los activistas. También la secretaria de Política Internacional del PSOE, Elena Valenciano, advirtió de que el Gobierno «difícilmente puede proteger» a los españoles en otro país si se dedican a «actividades que no son legales, no se puede ir a otro país a hacer una manifestación no autorizada», aseveró.
El responsable de política internacional del PP, Jorge Moragas, afirmó que «confundir las relaciones de buena vecindad con un país como Marruecos, con una actitud de rendición preventiva y la aceptación siempre de las explicaciones sin hacer una defensa firme de los derechos y los intereses de los españoles es un error».