Cataluña se aleja de España

La Voz

ESPAÑA

La deriva soberanista cobra importancia y se va instalando en la sociedad

10 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Los populares valencianos desafían a Rajoy con once implicados en casos de corrupción impuestos por Camps en sus listas. A saber por qué el presidente el PP cede ante esos pulsos. Los nacionalistas catalanes, entretanto, escenifican unas consultas independentistas que hasta ahora resultaban medio folclóricas, pero que cobran otra dimensión cuando votan Jordi Pujol y Artur Mas, salidos del armario secesionista.

En Cataluña suceden cosas importantes y en Madrid disimulan. «Se lo digo a mis compañeros de Génova pero no hacen caso: el principal problema institucional de España es Cataluña. Esto va a peor», señala Alberto Fernández Díaz, candidato popular a la alcaldía de Barcelona, que aspira a recoger votos de la derecha catalana alarmada por la deriva soberanista.

Temor

En privado, importantes nombres del empresariado catalán temen que este escenario complique las cosas porque la deuda de la Generalitat es desmesurada y a ver quién presta a una Administración que pone en cuestión el Estado al que pertenece, por no hablar del temor a perder España como mercado. «Sé que piensan eso porque me lo dicen, pero a ver si lo proclaman en voz alta», se lamenta el ex ministro Josep Piqué, nuevo presidente del influyente Círculo de Economía. Para uno de estos empresarios, «los independentistas prometen una Cataluña como Dinamarca, pero igual consiguen una Albania». Montilla apunta: «O como Kosovo».

La fuga adelante de Artur Mas y la familia Pujol, ahora escenificada en esos referendos, preocupa también a Duran i Lleida quien cree que las consultas son «generadoras de frustración» porque entiende que no son realistas.

Preguntar si se desea «una Cataluña independiente en el marco de la Unión Europea» tiene poco sentido. «El principal problema de Europa está en la digestión del rosario de países procedentes del Este, que se debían aceptar, sin duda, pero que han creado buena parte de los problemas actuales. Es inimaginable una segunda ronda de ampliación con Cataluña, País Vasco, la Padania italiana, una Bélgica flamenca y otra valona», mantiene Ramón Jáuregui. Mijaíl Gorbachov, como ya reseñamos en su día, comentó a propósito de esa posibilidad: «La independencia del País Vasco o de Cataluña dispararía los procesos secesionistas. Naciones Unidas pasaría de 200 países a 400 y sería ingobernable. Perderíamos todos, empezando por los nuevos países».

Razón y emociones

Pero la razón va por un lado y las emociones por otro. Con el apoyo entregado de TV-3 y la simpatía de otros medios, la eventualidad de una Cataluña independiente se va instalando en la sociedad. Impactan pronunciamientos como el del periodista Josep Ramoneda: «Votaré y, si fuera de verdad, probablemente votaría afirmativamente». Hace solo un año ese escenario era impensable, como destaca Fernández Díaz.

En el plano más inmediato, mientras, Rajoy muestra simpatías crecientes hacia Mas, lo que ha denunciado Rubalcaba como «transmutación con barretina». Duran i Lleida se queja de que Mas recorte su autonomía en Madrid para pactar con el Gobierno, este o el próximo. En su carta de esta semana a su militancia, Duran recuerda que «nadie podrá decir que no ayudé a Artur Mas en la campaña, y ahora a Xavier Trias para que logre la alcaldía de Barcelona. Espero reciprocidad en las próximas legislativas». En Barcelona, en ámbitos de Convergencia se apuesta a que no. El problema crece.