Camps, cuya presencia era una incógnita, capitalizó parte de las miradas. En ese ánimo de insistir en su inocencia, no se escondió y se mostró ya en el paseíllo hacia las Cortes en un frente de dirigentes populares que ocupaba el ancho de la calle y que incluía a Fabra; el portavoz parlamentario Rafael Blasco; la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá; el secretario general del PPCV, Antonio Clemente; la regidora alicantina, la ribadense Sonia Castedo, y la vicepresidenta de la Generalitat, Paula Sánchez de León. Camps llevó de la mano a Fabra al hemiciclo, fue aclamado por los suyos, escuchó el discurso de su sucesor y salió después para evitar oír los reproches de la oposición. Sobre las seis de la tarde regresó para participar en la votación de la investidura. Al final, pasadas las siete, transmitió a Fabra «una profunda, sincera, cariñosa e íntima enhorabuena».