El juez amenaza a Camps con expulsarlo de la sala

mateo balín MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El expresidente Camps, que conversa con su abogado, fue advertido varias veces por el juez.
El expresidente Camps, que conversa con su abogado, fue advertido varias veces por el juez. K. Försterling< / span>

José Tomás reitera que la red Gürtel le ordenó que no cobrase los pedidos del expresidente valenciano

28 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La declaración del sastre José Tomas, uno de los testigos clave del caso de los trajes, alteró ayer al expresidente de la Generalitat valenciana Francisco Camps, que fue advertido en varias ocasiones por el presidente de la sala, Juan Climent, para que reprimiese sus gestos de protesta y guardase silencio si no quería ser expulsado.

José Tomás volvió a incidir ayer en que la red Gürtel controlaba todos los pedidos a nombre de Francisco Camps en las dos tiendas de Madrid donde trabajó. Por segundo día consecutivo, el testigo declaró ante el jurado popular después de que su intervención del lunes se suspendiera tras alargase durante siete horas. El autodenominado director de moda afirmó que tenía «orden» de los presuntos cabecillas de la red corrupta, Pablo Crespo y Álvaro Pérez, el bigotes, para que a clientes como el expresidentes valenciano «no se les cobrara» por los encargos realizados, que siempre pagaba Crespo. Además, señaló que Camps no firmó ningún comprobante de haber recibido alguna de las prendas.

También se volvió a tratar sobre las llamadas que recibió de Camps antes de que el sastre declarara ante el juez Baltasar Garzón, primer instructor de la causa, en febrero del 2009. «Repito. Camps me llamó y me dijo: ?échame una mano en esto que cuando lo tuyo con tu jefe se resuelva te podré ayudar aquí en Valencia en todo lo que necesites?». Entonces, el abogado de Camps le cuestionó por la expresión «aquí abajo», en alusión a Valencia, que Tomás atribuyó ayer a Camps, ya que a su juicio «ningún valenciano le expresa a uno de Madrid ?aquí abajo?». Tomás afirmó que no recordaba los términos exactos, pero dijo que el mensaje fue ese.

«El domingo 8 de febrero del 2009 cogí el teléfono a Camps y hablamos. Me dijo que su mujer estaba llorando, que alguien podría tener una factura mía. Yo no tenía ni idea de lo que me esperaba en la declaración al día siguiente. Le dije que efectivamente los trajes habían sido devueltos, de las americanas no me acordé», añadió José Tomás, para el que este juicio ha supuesto el fin de la «pesadilla» judicial.