IU se considera la gran triunfadora de las elecciones del domingo. Tiene la llave del Gobierno en Andalucía y puede que en Asturias. En principio está predispuesta al pacto con los socialistas, pero va a poner duras condiciones en la negociación que José Antonio Griñán anunció ayer que va a abrir «con humildad, ilusión y transparencia sobre un programa de izquierda» para formar un Ejecutivo «de estabilidad». En principio, IU prefiere no entrar en el Gobierno y así forzaría desde fuera a Griñán a dar un giro a la izquierda a sus políticas. Pero sí pretende a cambio presidir el Parlamento. Su coordinador general regional, Diego Valderas, dejó claro ayer que no se va a repetir el escenario extremeño, porque IU y PP son como «el aceite y el agua y no se pueden mezclar». Aunque acto seguido añadió que «el problema es que los otros [en alusión al PSOE] también tienen parte de agua, por no decir de aceite». Anunció que a quien quiera pactar con IU le enviará una copia del «contrato firmado con el pueblo ante notario», que recoge los compromisos del programa de la coalición y que está para cumplirse. Valderas señaló que se consultará a las bases y tras ello se tomarán decisiones «con tranquilidad y prudencia». Durante la noche electoral, el coordinador federal de IU, Cayo Lara, aseguró que su partido usará sus 12 escaños para que el PP no gobierne en Andalucía.
Por su parte, el socialista Javier Fernández se reunirá mañana con la dirección de Izquierda Unida para evaluar las posibilidades, escasas, de formar un Gobierno estable para esta nueva legislatura en Asturias.