Un golpe de suerte permitió poner fin al imperio de Gao Ping

Melchor Saiz-pardo / Colpisa

ESPAÑA

Gao Ping, el pasado 7 de diciembre en la Audiencia Nacional.
Gao Ping, el pasado 7 de diciembre en la Audiencia Nacional. afp< / span>

El hallazgo de un libro con los cobros en negro de la trama lanzó la investigación

18 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Un golpe de suerte acabó con dos décadas del imperio clandestino de Gao Ping en España. Dos agentes, ajenos a la investigación sobre la trama china, se hicieron hace ahora un año, casi por casualidad, con uno de los libros de contabilidad de la red del rey del todo a cien. Aquella libreta garabateada ha sido desde entonces la hoja de ruta para los investigadores de la operación Emperador, amén de poner al descubierto a todo el grupo de ciudadanos españoles que trabajaban para Ping en la asesoría y en el envío de dinero negro a Asia.

Era el 9 de diciembre del 2011. Dos agentes patrullaban de paisano por la estación de Atocha, identificando a los pasajeros recién llegados de un AVE de Sevilla. Los funcionarios repararon en los signos de nerviosismo de dos ciudadanas chinas, aferradas a sus bolsos de marca. Tras identificarse, los agentes reclamaron a ambas mujeres que los abriesen y mostrasen su interior. En el primero se contabilizaron 63.510 euros y en el segundo 137.180, que no pudieron justificar y que requisaron los policías. También llevaban encima un cuaderno escolar, que era oro puro. Nada menos que la biblia de la contabilidad de Gao Ping.

Allí, entre descuidados garabatos estaban los cobros en negro por valor de 25 millones de euros a clientes de los bazares chinos de media Andalucía. También figuraban las multimillonarias comisiones que cobraba el supuesto gran desviador de dinero de la trama a China. Los investigadores del caso no tardaron en darse cuenta de lo que tenían entre manos, un cuaderno que les mostró las entrañas de una de las redes mafiosas chinas más importantes de España. «Me pone muy nervioso que un listado de estos caiga en manos de estos (los policías). Son cosas secretas, que no puede saber nadie», se lamentó uno de los cabecillas de la trama tras conocer el golpe del suerte de los agentes, que dio alas a la operación Emperador.