La corrupción alimenta a las fuerzas políticas antisistema

Gonzalo Bareño Canosa
gonzalo bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El pluripartidismo se abre paso tras 30 años

11 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Parece que, por fin, algo se mueve en el electorado. Después de más de 30 años de un bipartidismo que nos retrotraía al simulacro democrático instaurado en el siglo XIX por el conservador Cánovas del Castillo y el liberal Sagasta, el pluripartidismo se abre paso. Por encima de la lectura obvia del fuerte castigo que sufre el PPdeG debido a los recortes y a los escándalos Gürtel y Bárcenas, la encuesta que ayer publicó La Voz consolida y refuerza la tendencia a la atomización del voto registrada en las últimas elecciones gallegas.

Y resulta paradójico que ese soplo de aire fresco que supone la ampliación del arco parlamentario llegue precisamente como consecuencia de la podredumbre de un sistema cada vez más corrupto y endogámico. Bien podría decirse que este último sondeo de La Voz es la consecuencia lógica del anterior, que indicaba que un 82 % de los gallegos consideraban que la corrupción es algo generalizado en la clase política. Es ese hartazgo del abuso que permite el sistema establecido el que alimenta el voto a fuerzas como AGE, que no cuestionan ya las políticas que se practican, sino el propio modelo democrático. Un sistema que permite cosas como que el ex secretario general del PP de Galicia Xesús Palmou, que reconoce abiertamente que no denunció a la Justicia en su día las irregularidades contables que detectó en su partido y que trató de ocultarlas limitándose a librarse de un Pedro Crespo que sabía corrupto, sea ahora miembro del Consello de Contas y sea por tanto el encargado de fiscalizar y dictaminar la limpieza de las cuentas del PPdeG.

Feijoo sufre menos que Rajoy

El castigo, en Galicia y en Madrid, se centra ahora como es lógico en el PP, inmerso en una crisis de legitimidad profunda por culpa de la corrupción. Pero el sondeo de La Voz indica que los socialistas no solo no recogen nada de la sangría de votos del PP, sino que también ellos pierden fuerza. Si los dos grandes partidos no reaccionan para recuperar el crédito de la calle, y no dan muestras de ello, Galicia se encamina hacia un Gobierno tripartito o cuatripartito liderado por una fuerza antisistema. Un experimento que puede resultar interesante y hasta saludable en términos de justicia social, pero que se presenta incierto de cara al progreso económico de Galicia por la inestabilidad que conllevaría.

Dentro de la catástrofe que supone el sondeo para el PPdeG, Feijoo puede ver un dato positivo. En plena crisis y tras el estallido del caso Bárcenas, sigue siendo el líder gallego mejor valorado, rozando incluso el aprobado con un 4,8, mientras Rajoy tenía, antes del escándalo de los sobresueldos, un 2,81. Ningún ministro pasa del 3,34. Otro dato que refleja que Feijoo tiene mucha más credibilidad que Rajoy, por más que ambos sufran el desgaste. Y que le pone de nuevo mirando hacia Madrid.