La estrategia en un congreso nacional no consiste solo en presentarse como candidato para salir elegido nuevo secretario general. Acertar o equivocarse en el juego de alianzas es clave para obtener luego un puesto de relevancia en la nueva dirección. De ahí que algunos dirigentes se dejen querer o se postulen directamente, aún sabiendo que en este momento sus posibilidades son escasas, con la vista puesta en que los candidatos finales los requieran para un pacto de última hora.
El «outsider»
Pedro Sánchez. El joven diputado socialista y ex concejal en Madrid ha sido uno de los primeros nombres poco conocidos en dejarse querer. Con buena imagen, telegénico y con discurso fácil, juega la baza de ser el nuevo Zapatero, la figura de consenso que puede servir para desatascar un congreso en el que el acuerdo parezca imposible.
La izquierda crítica
Tomás Gómez. El ex alcalde de Parla y líder del PSOE madrileño se ha convertido en la voz crítica de la izquierda de su formación. Enemigo acérrimo de Pérez Rubalcaba, protagonizó recientemente uno de los gestos críticos más sonados en el PSOE desde hace años cuando dimitió como senador en protesta por el pacto alcanzado entre la dirección socialista y el PP para repartirse la composición del Consejo General del Poder Judicial. Gómez tiene el lastre de los malos resultados que ha obtenido contra el PP en la Comunidad de Madrid, pero nadie duda de que volverá a intentarlo de nuevo en el próximo congreso nacional del partido.