Los socialistas están convencidos de que la irrupción de Podemos no tiene por qué pasarles la factura que indican las encuestas
09 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Nada de un cierre de filas en torno al secretario general. Pedro Sánchez sabe ya, seis meses después de que empezara su mandato, que no está en condiciones de pedir a los dirigentes del PSOE adhesiones inquebrantables, pero quiere evitar que ese hecho acabe convirtiéndose en un escollo para la recuperación de las expectativas electorales del partido en un año crucial y así se lo dijo a diputados, senadores y europarlamentarios en su discurso de nuevo año ante el pleno del grupo socialista: «No os convoco para apoyar al secretario general, tampoco para daros mi apoyo; ambas cosas van sobreentendidas y se suponen. Os emplazo a que cumplamos todos con nuestras obligaciones».
No estuvo solo en la demanda. En el turno de intervenciones fueron varias voces, en su mayoría de la vieja guardia, que hicieron llamadas a la «lealtad» y la «responsabilidad», como el expresidente andaluz Manuel Chaves o el exministro Ramón Jáuregui. «Tenemos que tener confianza en nosotros mismos, en nuestro proyecto, en nuestros líderes. Lo peor que podemos hacer es sembrar dudas», apuntó este último.
Y es que los socialistas están convencidos de que la irrupción de Podemos no tiene por qué pasarles la factura que indican las encuestas, aunque volvieron a poner de manifiesto que aún tienen dudas sobre cómo enfrentarse a ese fenómeno. Sánchez tuvo que oír otra vez una advertencia de los veteranos: «Cuidado con bipolarizar la campaña entre extremos [Podemos y el PP] o acabarán comiéndose el espacio de la razón».