La fractura del PSOE en torno a la decisión de facilitar la investidura de Mariano Rajoy se ve matizada por el hecho de que la gran mayoría de los que ayer se pronunciaron en contra de esa posición hayan anunciado ya su disposición a acatar la postura mayoritaria y a abstenerse en la investidura. Sin embargo, y aunque el presidente de la gestora, Javier Fernández, dijo que espera «persuadir» al PSC de la necesidad de acatar «el mandato» del comité federal, lo que descarta la «abstención técnica», será imposible que no haya ruptura de la disciplina de voto. Está asegurada la desobediencia de los diputados del PSC. Aunque el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, explicó ayer que la decisión final se tomará en el consejo nacional del partido, que se reunirá mañana, esa decisión está ya tomada. Los diputados del PSC votarán no a Rajoy, lo que augura un grave conflicto con la dirección del PSOE. Durante su intervención de ayer, Iceta se opuso a la abstención, aunque utilizó un tono conciliador, según fuentes socialistas. A esa rebelión parlamentaria podrían unirse otros diputados. La balear, Francina Armengol, que fue la única presidenta autonómica que votó en contra de la abstención, evitó ayer confirmar si los diputados de su federación acatarán o no la orden del comité federal, aunque aseguró que seguirán «siendo coherentes». Lo más probable es que la federación de Baleares otorgue libertad a sus dos diputados para que voten en conciencia en la investidura.
La gestora da por hecho que habrá en torno a una decena de diputados rebeldes: los siete del PSC y otros tres críticos que ya lo han anunciado: Susana Sumelzo, Odón Elorza y Margarita Robles, a los que podrían sumarse los dos de Baleares y el de la gallega Rocío de Frutos. El exsecretario de organización socialista César Luena, que acatará lo que ordene el grupo, insistió a la salida en defender una abstención de solo 11 diputados. Y uno de los principales candidatos a formar parte de la próxima dirección del PSOE, Eduardo Madina, tomó la palabra en el comité federal para sostener que se debe facilitare el Gobierno de Rajoy y rechazar una consulta a la militancia. «No soy ningún hereje por defender la abstención», señaló, al tiempo que sostuvo que a partir de ahora desde la oposición en el Parlamento «se pueden cambiar muchas cosas».