
Cambio de tono entre ambos partidos, que se tienden la mano para trabajar juntos
15 jun 2017 . Actualizado a las 01:00 h.Pablo Iglesias aparcó ayer los duros ataques que prodigó en el pasado reciente a los socialistas, que alcanzaron el punto álgido cuando dijo que Felipe González tenía el pasado manchado de cal viva, y, en un tono conciliador y condescendiente, se empleó a fondo para tratar de atraerlos, con reiterados llamamientos a trabajar juntos, desde este mismo verano, para sacar a Mariano Rajoy de la Moncloa mediante otra moción de censura. «Estamos dispuestos a ser todo lo generosos que toque», afirmó. «Con todo lo que compartimos se puede imaginar un tipo de entendimiento bueno para todos», señaló. Incluso mostró su «enorme respeto» por el PSOE y valoró positivamente la gestión de los Gobiernos de González en los años ochenta.
El debutante portavoz socialista, José Luis Ábalos, aceptó trabajar con Unidos Podemos en el Congreso, pero no se comprometió a que Pedro Sánchez presente otra moción, y mostró su desconfianza por el súbito acercamiento de Iglesias. Además, le criticó que su iniciativa, no negociada previamente, que ha ignorado al principal partido de la oposición y que estaba, por tanto, destinada al fracaso, haya servido para fortalecer a quien pretendía censurar.
Iglesias anunció su moción cuando el PSOE estaba inmerso en unas primarias fratricidas. Su cálculo era que Susana Díaz ganaría y podría desgastar al PSOE echándole en cara la abstención que permitió a Rajoy seguir en la Moncloa y emplear el mantra de la triple alianza (PP, PSOE y C’s). Pero venció Pedro Sánchez y tuvo que cambiar de estrategia. Del palo a la zanahoria.
Pero Ábalos, que será el número dos de Sánchez, la puso en cuestión. De entrada, tirando de un argumentario interno de Podemos que sostenía, tras la elección de Sánchez, que su objetivo real no era tanto echar al PP, sino liderar la ola de indignación y frenar al PSOE. Agradeció el cambio de tono de Iglesias, que dijo era mejor que los insultos del pasado, señaló que su grupo coincidía con él en el diagnóstico de la situación y que en las propuestas no discrepan tanto. Y recogió el guante que le lanzó, pero solo para construir «mayorías alternativas» que permitan «revertir los recortes sociales y de libertades» y «desmontar» así «las medidas más injustas y lesivas» del Gobierno. Pero no para presentar una moción de censura, como le pidió su interlocutor.
A pesar de la «clara reprobación y la aplicación de un correctivo político» que dijo merece Rajoy, defendió la abstención y dejó caer que la moción de censura requería un programa de gobierno y un liderazgo «verosímiles y viables», porque un «uso impropio o inadecuado de este instrumento parlamentario puede ser precisamente que el censurado sea finalmente el propio candidato y que quien es objeto inicial de la censura vea reforzada la estabilidad de su Gobierno».
Además, Ábalos le recordó a Iglesias que votó en contra de Sánchez en marzo del 2016 y enumeró varias propuestas anunciadas por él que estaban en el pacto con Ciudadanos. «A veces abstenerse tampoco es tan grave», dijo en referencia a aquella votación. Fue más allá. Dejó claro que el PSOE discrepa totalmente de Podemos en la cuestión catalana, en su defensa del derecho a decidir y del referendo de autodeterminación que defiende Iglesias.