Vila y Pascal, los rostros del catalanismo moderado

f. e. REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Pilar Canicoba

Son delfines de Artur Mas, que ha ido moviendo los hilos desde la sombra para mantener su poder, a pesar de haber sido desplazado de la primera línea por exigencia de la CUP

15 oct 2017 . Actualizado a las 09:38 h.

El volantazo de Puigdemont también se explica en la clave interna de los antiguos convergentes. Con un incierto horizonte electoral en el que no han parado de perder apoyos desde la retirada de Jordi Pujol y los sucesivos escándalos de corrupción que atenazan al partido, se intentó una maniobra de maquillaje con el cambio de nombre de la formación, que pasó a ser el Partido Demócrata Europeo Catalán (PDECat). Artur Mas ha ido moviendo los hilos desde la sombra para mantener su poder, a pesar de haber sido desplazado de la primera línea por exigencia de la CUP. Y sus delfines son dos: el consejero Santi Vila y la coordinadora general del nuevo partido, Marta Pascal.

Santi Vila (Granollers, 1973) es profesor de Historia Contemporánea, diputado desde el 2006 y el verso suelto de la antigua Convergència. Tanto que se declara aficionado a los toros e incluso votó en contra de la ley que los prohibía en Cataluña, y no es raro verlo asistiendo a festejos taurinos en Francia o zonas limítrofes con Cataluña.

Fue alcalde de Figueras y presume de una relación fluida con la presidenta del Congreso, Ana Pastor, que fue una de las invitadas a su boda en el 2014 con el chef italobrasileño Rafael Vertamatti, que fue oficiada por el entonces alcalde de Gerona, Carles Puigdemont.

Vila entró en política en 1991, con apenas 18 años, como militante de Esquerra, hasta que en 1999 se afilió a Convergència. Durante meses ha sido señalado por los más radicales como un botifler (traidor) a la causa separatista y desde Madrid no se entendía su giro independentista. Hasta que esta semana retomó su línea conciliadora y pidió «un alto el fuego» al Gobierno y un cambio de dirección a la Generalitat.

Nueva hornada

Marta Pascal (Vic, 1983) es el referente de la nueva hornada. Casada con un alto cargo de la Generalitat, con un hijo, aficionada al crossfit y expresidenta de las Juventudes Convergentes, se declara independentista desde niña y no escatima críticas a Jordi Pujol y su familia.

Licenciada en Políticas y anglófila declarada, asumió el puesto de número dos de Mas en el 2014 y está considerada como un leal peón del expresidente. El pasado martes, no quería firmar la declaración de independencia por temor a sus posibles consecuencias, aunque finalmente, entre lloros, dejó su huella en el papel. Con los ojos aún enrojecidos, salió de la sala del Parlamento apenas acabó de entonar el himno catalán y se paró ante una cámara de televisión para hacer unas declaraciones sorprendentes. «Lo firmado no tiene valor jurídico», expuso.